Carime Flores Márquez, queretana y triatleta de larga y media distancia desde hace cuatro años, planea competir en Alemania en julio próximo, aunque todavía no tiene los recursos suficientes para hacer el viaje: “No apoyan mucho, prefieren apoyar a los deportes en conjunto que enfocarse en atletas que pueden verse cara a cara con otros países”.

Por sus resultados, la joven de 26 años clasificó al Challenge Roth, pero la falta de patrocinios y apoyos oficiales complican que pueda competir en el viejo continente, a donde además debe trasladarse sola, pues contar con un equipo que la apoye es económicamente imposible.

Carime, de figura atlética, viste conjunto deportivo colores negro y naranja. Para solventar algunos de sus gastos personales debe desempeñarse como entrenadora personal. Aunque recibe apoyo de algunas empresas y amigos, trasladarse a las competencias es difícil para la atleta queretana, quien será la única representante del estado en la competencia en tierras germanas... si logra realizar el viaje.

Dice que viajará sola. No puede gastar más: “Es otro gasto pagar otro boleto de avión. A lo mejor el hospedaje no, porque entre dos es más fácil, pero es otro boleto de avión y otros alimentos. Si apenas estoy sacando para lo mío, no podría pagarla a alguien”.

Dice que los competidores de otros países van con un equipo que los acompañan, y subraya que aunque otras competidoras mexicanas lograron clasificar, desconoce si harán el viaje. Realista, Carime dice que para esta competencia buscará mejorar sus marcas y colocarse como la mejor.

Pasión por la resistencia. La atleta se sienta en una banca del Parque Querétaro 2000. Recuerda su trayectoria hace cuatro años, cuando su objetivo era clasificar a la Universiada Nacional, donde participó por primera vez en la modalidad de sprint.

“De ahí me clavé en este deporte y empecé a practicarlo más constantemente. Como en la carrera estudié Ciencias del Deporte, ¿en quién más podía probar que en mí?, así me empecé a entrenar yo misma. Empecé a dar buenas marcas y poco a poco me di cuenta que la resistencia era lo que más embonaba en mí. Comencé con carreras de fondo en bicicleta y después natación en largas distancias, en aguas abiertas, igual en la corrida”.

Cuenta que luego de un tiempo decidió hacer su primer medio Ironman (competencia considerada como una de las más exigentes en triatlón) y de ahí a la fecha se motiva cuando ve los resultados.

Hace dos años fue al Mundial de Triatlón en Chicago, Estados Unidos, donde participó en la distancia olímpica, pero después decidió dedicarse al medio Ironman, que son mil 900 metros de nado, 90 kilómetros en bicicleta y 21 de carrera.

Para ello dedica más horas de entrenamiento, pero a una intensidad más baja que en el sprint, modalidad que se enfoca en la velocidad.

Gastos, gastos y más gastos.

Dice que en estos años la mayoría de los apoyos los han aportado empresas privadas, como un hotel; de Nada, rueda, corre, que es una tienda de artículos deportivos, y de amigos que la ayudan a reunir más fondos. También se apoya en su trabajo como entrenadora personal y preparadora física, por lo que toda su vida gira en torno al deporte.

Indica que para una competencia internacional necesita cerca de 65 mil pesos para el avión, el hospedaje, el transporte de bicicleta y la alimentación, básica en los deportes de resistencia.

“Para la cámara de una llanta de la bicicleta... si se te poncha, tienes que llevar repuesto y herramienta, entonces sí hay mucho atrás de una competencia. Llevo una bicicleta, pero tengo dos, una es de triatlón, que trae aerobarras y la otra es la tradicional bicicleta de ruta, que se usa más para lugares donde hay más subidas o competencias específicas”, apunta.

Las bicicletas, dice Carime, son caras; una unidad para competir cuesta más 85 mil pesos, pues están hechas con fibra de carbono, con cambios electrónicos y son ligeras, lo que puede ser la diferencia en una competencia de alto nivel: tener una mejor bicicleta puede hacer que se gane por cinco segundos o se pierda.

Recuerda que para hacerse de su bicicleta llegó a un convenio con la tienda: “Me prestan la bicicleta por un año y después la tengo que devolver; estás con la incertidumbre de que se renueve el contrato, porque soltar de un trancazo 85 mil pesos por una bicicleta si está pesado, además del servicio que se le debe de dar continuamente”.

De las tres disciplinas del triatlón, Carime dice que el ciclismo es lo más cara, pues hasta las zapatillas son especiales, ya que debe tener tenis que se adapten a su pie. Al mes, y sin recibir apoyo del gobierno, Carime gasta alrededor de 20 mil pesos para su preparación, entre alimentación y equipo. Aunque recibe ayuda de gente que conoce y busca los lugares más económicos para comprar lo que necesita, en lo que gasta más es en la alimentación.

“Tengo un nutriólogo deportivo. Como entre seis y siete veces al día, pero cuando me tocan rodadas muy largas, de seis, siete horas, en la bicicleta debes de ir bebiendo algo o comiendo algo, ya no sólo es el agua, necesitas bebidas específicas para la recuperación.

Campeona.

Precisa que su más reciente competencia fue el Toughman Veracruz, evento de media distancia, donde terminó como primer lugar general y primero de su categoría, que le valió clasificarse al campeonato mundial de Toughman en la categoría elite, a llevarse a cabo el 19 de septiembre, evento para el cual también está viendo si puede hacer el viaje.

“Estoy viendo, porque como el año pasado me califique para el Challenge, en Roth, Alemania, el 9 de julio. Ahorita estoy esperanzada con algunas empresas, pero sí, está complicada la situación”, sostiene.

“Quieren resultados... pero cómo vas a dar resultados, cómo puedes dar resultados, si no puedes salir a competir, si sólo tienes dos competencias al año y son en un nivel muy cercano”.

Incluso, señala que para usar las instalaciones deportivas del Instituto del Deporte y la Recreación en el Estado (Indereq), pues son trámites engorrosos y dejar listo el papeleo.

“La base de todo es tener dinero para poder ir”, subraya.

Carime se encoge de hombros mientras explica lo complicado que ha sido destacar en esta disciplina sin contar con los apoyos suficientes.

Considera que la victoria en Veracruz semanas atrás es un logro por su perseverancia y trabajo, pues al segundo lugar de esa competencia le “sacó” cinco minutos.

Agrega que el triatlón, al ser un deporte donde la edad no importa mucho, los mejores contendientes están arriba de los 33 años, por lo que considera que aún “le queda mucha cuerda” en este deporte. Cuenta que las campeonas incluso son madres de familia, por lo que su carrera la ve detonar en unos años más, sin embargo, para eso debe empezar a trabajar “desde ahora”.

“Quiero salir, agarrar más experiencia, ver cómo se manejan en otros países. Me gustaría irme [a vivir] a España, porque es un país donde hay un auge del triatlón”, concluye.

Google News

TEMAS RELACIONADOS