Charlène Le Diagon, Typhaine Panier y Loubov Ferrier-Filhol se emocionan, aplauden, luego golpean la mesa del restaurante, se apasionan con la victoria de la selección de su país, Francia, que gana la Copa del Mundo ahora en tierras rusas, 20 años después de que lo hiciera en su territorio.

Las tres mujeres están acompañadas por el novio de Typhaine y dos mujeres mexicanas más. Observan con atención el desarrollo de las acciones en el estadio Luzhniki, de Moscú. Las mujeres galas visten de blanco, azul y rojo, los colores de Francia.

Loubov es quien más se emociona durante el encuentro, aunque se confiesa no tan fanática del futbol, pero en las últimas semanas por la euforia mundialista, decide seguir a los seleccionados franceses, cuya diversidad cultural y racial llama la atención.

Charlène dice que, en efecto, el combinado francés demuestra la diversidad gala, aunque también eso ha sido blanco de ataques racistas, pues en Francia hay “personas con ideas de siglos pasados”.

Las tres jóvenes francesas gozan y sufren durante el partido de la final del mundial, que ha convocado a propios y extraños a los restaurantes del Andador 16 de Septiembre, justo donde hace un mes se reunía un número menor de personas para ver la inauguración de la Copa del Mundo.

Ahora en la final muchos de los restaurantes están llenos. En sus inmediaciones la gente se sienta y ve el partido de la final, entre croatas y franceses a la distancia.

Typhaine dice que está muy feliz por la victoria de los franceses pues se cumplen dos décadas del campeonato logrado en Francia.

La mujer tiene dos años de vivir en Querétaro, y en México cuatro. Señala que vive en tierras aztecas pues su novio es mexicano, pero le llama la atención la cultura y la historia mexicanas. Señala que en Francia las gente vive con más estrés, mientras que en México no tanto, ya que para todo siempre hay una solución.

En Querétaro Typhaine da clases de francés. Señala que en la Alianza Francesa vieron los partidos de Francia y México, pero esta ocasión, como era domingo y no había clases, no se organizó nada.

Las mujeres francesas y sus acompañantes ocupan una mesa de un restaurante del Andador 16 de Septiembre que está justo frente a la pantalla donde croatas y galos juegan la final del mundial.

Aunque serenas, en algunas acciones sueltan un “Ahhh”, o se toman la cabeza. Disfrutan el juego y la compañía de los mexicanos.

En resto de los aficionados que han acudido a almorzar y ver la final del mundial observan a las tres “güeritas de ojos claros” que de vez en cuando platican en su lengua materna.

Explican que a través de redes sociales se pusieron en contacto con la comunidad francesa, pero ellas prefieren pasarlo un tanto más separado.

Charlène indica que si quisiera estar con franceses se quedaría en su país, pero que prefiere estar compartiendo con otras personas, con una cultura diferente.

Racismo. La selección francesa está compuesta por jugadores de distintos orígenes y ello, apunta Charlène, no ha caído muy bien a todos, pues a través de redes sociales se han burlado de los jugadores afrodescendientes.

Hubo muchos comentarios negativos, racistas, sobre los jugadores franceses, diciendo por ejemplo ‘felicidades a África por llegar a la final’. No, los jugadores que están en este equipo son franceses, aunque hay dos que nacieron en otro país, pero que llegaron a Francia antes de cumplir los dos o los cinco años”, subraya.

Sin embargo, existe mucho racismo en Francia, los ciudadanos están luchando para combatir este fenómeno y sea cada vez más débil, aunque por lo general la gente convive de manera muy civilizada.

Loubov dice que apenas llegó el jueves pasado a Querétaro. Se incorporará como docente en la Alianza Francesa. Es su primera vez en México y Querétaro.

Mientras en las pantallas se observa a la selección croata recibir sus medallas de segundo lugar, las tres jóvenes francesas conversan o hacen algunos comentarios de lo que pasa en su país.

En las imágenes aparecen los presidentes de Rusia, Vladimir Putin; Francia, Emmanuel Macron, y la presidenta de Croacia, Kolinda Grabar-Kitarovic. Algunos comentarios aparecen entre las mujeres. “Putin y Macron juntos, no”, dice una de ellas. Las otras dos ríen.

Charlène explica que con el gobierno de Macron y los atentados terroristas de hace dos años en Francia, las libertades individuales en su país han sufrido ataques, pues se están poniendo más restricciones a los habitantes del país galo, “como en Gringolandia”, tras el 11 de septiembre.

Además, agrega Loubov, en el aspecto fiscal los impuestos a los que más tienen se han reducido, aumentando la carga de impuestos a los otros sectores. Charlène añade que un cambio que molesta mucho es querer copiar el sistema de Estados Unidos para la educación universitaria, donde quien puede pagarla estudia. Discusión y críticas que derivan de ver a su presidente a cuadro.

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