Washington.— Una niña guatemalteca de siete años murió en manos de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos víctima del cansancio y la deshidratación, tras días tratando de cruzar la frontera con su padre y un grupo de migrantes a través del desierto de Nuevo México, informó ayer el diario The Washington Post.

La tragedia da una muestra de la dureza y las condiciones en las que los migrantes indocumentados cruzan la frontera entre Estados Unidos y México. La niña, al ser tratada por equipos médicos tras sufrir convulsiones y superar los 40 grados de fiebre, dijo no haber comido “ni bebido agua durante muchos días”.

El periódico, citando memorandos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), explicó que la menor y 162 migrantes indocumentados más fueron detenidos la noche del 6 de diciembre. Ocho horas después, a primera hora de la mañana del 7 de diciembre, y ya bajo custodia de la Patrulla Fronteriza, empezó a sufrir convulsiones.

En el hospital de El Paso, Texas, fue “revivida” tras un paro cardíaco. “Sin embargo, la niña no se recuperó y murió en el hospital menos de 24 horas después de ser trasladada”, concluye el informe de CBP.

El primer informe forense determinó que la causa de la muerte fue un shock séptico, fiebre y deshidratación. La agencia federal está investigando si se siguieron los protocolos adecuados.

Según el diario, es habitual que se provea a los migrantes detenidos de agua y alimentos cuando son arrestados, algo que no quedó “inmediatamente claro” en este caso.

Tampoco se sabe si la niña pasó una revisión médica al ser trasladada al centro la noche de la detención, justo antes del inicio de las convulsiones.

El padre de la niña, todavía en detención, está en El Paso esperando indicaciones de los funcionarios consulares de Guatemala.

“Los agentes de la Patrulla Fronteriza tomaron todos los pasos posibles para salvar la vida de la niña bajo las circunstancias más complicadas”, dijo el portavoz de CBP, Andrew Meehan, en un comunicado remitido al The Washington Post.

Las redes sociales se incendiaron con la noticia, exigiendo respuestas al gobierno y una investigación al Congreso. “Es enfermizo y vil”, se quejó a través de Twitter Juan Escalante, un reconocido activista proinmigrante.

Las condiciones de detención de los migrantes atrapados en su intento de cruzar la frontera han sido criticadas constantemente, especialmente tras la crisis de familias separadas que mostró la existencia de jaulas y el pobre trato que recibían los detenidos.

A pesar de las medidas disuasorias de la administración Trump, los cruces de la frontera sur de EU no han descendido. Los datos correspondientes a noviembre mostraron un récord en las detenciones de “miembros de unidades familiares”, con más de 25 mil aprehensiones.

El jefe de CBP, Kevin McAleenan, reconoció esta semana que las instalaciones de su agencia sólo están preparadas para acoger hombres adultos, pero no son adecuadas para familias o niños.

arq

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