Día de Reyes Magos significa para muchos el momento más feliz del año. Recibir regalos y juguetes hace que la noche anterior prácticamente no se duerma por la emoción al despertar y saber que llegaron los obsequios.

Los rostros de los hijos y las miradas de los padres forman parte de una costumbre del pueblo mexicano. El esfuerzo de los padres se refleja en este día, ya que hacen hasta lo imposible para que los reyes no falten a casa.

Existen otras historias, en donde en lugar de recibir un juguete, lo que se quieren es comer, a pesar de los programas gubernamentales, de los subsidios y de la solidaridad de los gobiernos y organizaciones, hay niños que no conocen el Día de Reyes.

En plena Sierra de Querétaro se encuentra el pequeño Daniel, sexto de una familia disfuncional con un padre que a veces está en casa y otras no, con una madre entregada en cuerpo y alma a sus hijos, que lava y vende lo que puede por el amor a su familia.

Daniel, el más chiquito de todos, no aguantó las ganas y pidió una concha, su mirada inocente y su sonrisa motivaría a cualquiera, “ándale mijito, comete un pan, este chamaco, es bien inteligente me ayuda y siempre está a mi lado, y eso es lo que me da gusto, porque sé que mis hijos van a crecer y algún día sacaran adelante a la familia, yo deseo de corazón que estudien y que sean mejores que yo, que puedan salir de la pobreza”.

“Mis hijos no saben de fiestas de cumpleaños, o del día de Reyes, aquí solo nos preocupamos por saber del gasto del día, tengo mucha gente que nos apoya, pero yo me esfuerzo siempre por obtener recursos, trabajo en lo que salga porque con tanto hijo apenas hay tiempo de ver por ellos”.

Mañana la alegría sacudirá a muchos hogares, pero en casa de Daniel, al despertar con sus hermanitos, será un día normal, un día sin Reyes Magos, pero con el amor de una Madre que no tiene comparación.

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