Los duques de Sussex, el príncipe Enrique y Meghan, presentaron este miércoles a Isabel II su bebé recién nacido, octavo bisnieto de la soberana, al que, en un toque de modernidad, han llamado Archie Harrison Mountbatten-Windsor.

Después de mostrar esta mañana el niño a la prensa, la pareja recibió esta tarde la visita de la monarca, de 93 años, y su esposo Felipe, duque de Edimburgo, de 97, en las dependencias del castillo de Windsor, la residencia real al oeste de Londres, donde todos ya se encontraban.

Una vez la jefa del Estado conoció al séptimo en la línea de sucesión al trono del Reino Unido, nacido el 6 de mayo, sus padres revelaron públicamente su nombre a través de su cuenta en Instagram.

Este anuncio, acompañado de una foto familiar, puso fin a las especulaciones sobre cómo se llamaría el niño y confirmó que los duques han optado por nombres modernos, un tanto alejados de la tradición monárquica y algo inspirados en Estados Unidos, de donde es originaria la madre.

"Esta tarde Sus Altezas Reales han presentado a la Reina su octavo bisnieto en el castillo de Windsor", señala el mensaje en la red social, donde se constata que el duque de Edimburgo y la madre de Meghan, Doria Ragland, "también estuvieron presentes en esta ocasión especial".

En la imagen puede verse cómo la duquesa de Sussex, con el bebé en brazos, muestra el recién nacido a la soberana y a Felipe de Edimburgo, que está un poco por detrás, junto al príncipe Enrique, que también mira emocionado a su pequeño.

A la derecha de la exactriz estadounidense, de 37 años, está su madre, con el pelo recogido, gafas y envuelta en un chal, mientras que la reina luce una cómoda rebeca y falda de cuadros.
Tanto Isabel II como su esposo, que viste de traje, al igual que su nieto Enrique, sonríen al ver al bebé.

Meghan, con el pelo largo suelto y cariñosa sonrisa, lleva el mismo vestido blanco sin mangas con lazo sobre la cintura que lucía cuando hace unas horas compareció con su esposo para mostrar el niño a un reducido número de periodistas.

En ese momento, la exactriz calificó de "mágico" y "asombroso" a su bebé, que estaba dormido, envuelto en una mantilla blanca con un gorro de punto y en brazos de su padre.

"Es fantástico. Ser padre es increíble. Apenas han sido dos días y medio, tres días, pero estamos tan contentos de tener nuestra pequeña auténtica alegría", dijo Enrique, de 34 años.

"Tengo a los dos mejores chicos del mundo, estoy realmente feliz", afirmó la duquesa de Sussex, que acariciaba a su bebé mientras hablaban sobre el carácter del pequeño.
"Tiene un temperamento muy dulce, es bastante tranquilo", agregó la joven, a lo que Enrique añadió, entre risas, que no sabía de quién sacaba esa calma.

Al preguntarle a quién se parecía el recién nacido, primer mestizo de la familia real, puesto que su madre lo es, el duque de Sussex contestó que los bebés "cambian mucho" en las dos primeras semanas de vida y que estaban atentos a ese cambio.

La nueva y feliz familia vive en Frogmore Cottage, una mansión ubicada en los terrenos de Windsor, una de las residencias favoritas de la Reina.
Está pendiente de que conozcan al pequeño, por parte de la familia cercana de Enrique, su padre, el príncipe Carlos, y su esposa Camilla, que están de visita en Alemania.

También se espera que los tíos del bebé, los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, acudan en los próximos días a Windsor para conocer al nuevo integrante de la familia real.

El niño, que pesó 3,3 kilos al nacer, es el séptimo en la línea de sucesión al trono británico, después de su padre; de sus primos, Jorge, Carlota y Luis; de su tío, el príncipe Guillermo, y su abuelo, el príncipe de Gales

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