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¿De dónde sacaba Valentín Pimstein tantos finales felices para las telenovelas que durante más de 40 años produjo en Televisa?

Baste decir que Pimstein, un chileno que había llegado a México sin dinero y sin más patrimonio que un smoking, conoció a Victoria Ratinoff hacia 1964, un sábado por la tarde. Y el lunes, dos días después, se casaron y fueron felices para siempre.

Esa fue la historia de su amor hasta la madrugada de ayer, cuando Valentín murió a causa, dijo su hija, de un paro respiratorio. “Se fue tranquilo. Creo que estaba ya grande, tenía 91 años, más que enfermedad, la edad ya le pesaba. Fueron 91 años vividos muy intensos”, contó Verónica.

Este último adjetivo, intenso, es el que mejor define la vida del productor que inventó la telenovela rosa. Si Ernesto Alonso cultivó el contenido histórico y de género, Pimstein perfeccionó la fórmula del melodrama que hace llorar pero termina con un beso.

Sus colaboradores recuerdan, por ejemplo, que el sillón de su oficina en Televisa era también su cama... pero sólo por 30 minutos. Le bastaba dormir media hora para volver al trabajo.

“Era la persona más dura que yo he visto a la hora del trabajo”, recuerda su hija Verónica. “No había concesiones. Lo que se tenía que hacer, tenía que estar y no había pretextos”.

Prueba de esta exigencia es la muerte del personaje de Vanessa, la única protagonista de Televisa que ha sido asesinada. La razón no fue que Pimstein quisiera innovar, sino que Lucía Méndez llegó tarde al llamado. Cierto que otras protagonistas han muerto (Angélica, Érika Buenfil, muere envenenada por accidente) pero ninguna con la frialdad con que asesinó a Vanessa.

“Hacen mal en consentir a sus actrices”, dijo Pimstein hace dos años cuando presentó su libro biográfico Una vida de telenovela. Ese fue el consejo-reclamo de quien, con ese rigor, construyó el star system de Televisa: Verónica Castro, Victoria Ruffo, Lucía Méndez, Lucero, Edith González y Thalía.

Llevaba tres años como Consejero de la Presidencia cuando salió de la televisora. La muerte en 1997 de Emilio Azcárraga Milmo cambió su historia: la llegada de nuevos ejecutivos se sumó a la demanda que entabló por los derechos de canciones de sus telenovelas.

En una carta a Raúl Velasco, escribió el 27 de enero del 2000: “Después de casi medio siglo de servicio a nuestra querida Televisa he llegado al final de una etapa coronada por alegría, pasión y trabajo intenso”.

Aunque trabajó un tiempo en TV Azteca, regresó a Chile hace nueve años, a su casa ubicada cerca de la cordillera de Los Andes.

Quien lo visitaba, podía ver en la entrada la foto de una rubia en vestido negro. Era Victoria Ratinoff, la mujer con la que se casó 48 horas después de conocer y con la que, como en sus telenovelas, vivió feliz para siempre.

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