Mao Mendoza, abogado y consultor de trámites migratorios, no acepta que su labor tenga que ser equiparada con “una cosa despectiva”.

Desde que alguien te diga coyote ya empezamos mal —expresa el profesionista—, en charla telefónica con este diario.

“El término nos hace pensar en algo malo; me imagino a una bestia devorando gente. Claro que hay malos ejemplares por ahí, pero los justos no deben pagar por pecadores. Nosotros brindamos un servicio ético, hecho para ayudar y con vocación de servicio”, dice Mendoza, tras ser cuestionado sobre la operación e imagen pública de los negocios que gestionan visas, uno de los cuales él mismo opera en la Ciudad de México, con oficinas en Querétaro y otras entidades.

A manera de “explicación práctica”, el consultor dice que una manera de entender la actividad que realiza su despacho es equiparándola con la de un contador público:

“Tú puedes, como causante del fisco, pagar por ti mismo tus impuestos, meterte al portal y hacer los trámites. De cualquier modo, al final nada te salvará de ir un día al SAT, sacar cita y hacer cola. Pues esto mismo pasa con las visas. Cualquiera puede hacer sus trámites, y al final tendrá que ir directamente a la embajada, porque sólo así te acepta el cónsul.

“Aquí el punto está en que muchas personas no tienen tiempo o ganas de calcular impuestos o de llenar solicitudes en inglés. Ahí es donde falta un experto que te apoye, ya sea contador o consultor. Hay que ver que no todo consiste es tener ganas o tiempo, sino de entender leyes, trámites. Hay personas que no hablan inglés o que no usan computadora. A estas y otras personas nosotros les brindamos un servicio, siempre con toda ética”.

¿Cómo se garantiza la ética?

“La garantía plena no la tendrás, a menos que elijas al profesional ético y con prestigio. Esto es muy lógico. Lo mismo pasaría con un mal médico, un mal arquitecto, un mal contador. Pero ello no quiere decir que todos los profesionistas sean malos. Hay que aprender a elegir”.

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