Explosivo, fuerte, dinámico, goleador como ninguno, el último ídolo del americanismo transformó las porterías contrarias en campos dinamitados por ese olfato depredador que lo caracterizó.

Christian Benítez conquistó a la exigente afición azulcrema con tres títulos de goleo consecutivos y un trofeo de Liga, luego de llevar sobre sus hombros la insignia amarilla.

Tan difícil es ahora comprender su muerte como complicado resultó entender su partida de las Águilas. Juguetón, avispado, dedicado, así era el imponente Chucho, como lo conocían sus amigos.

Fuera de las canchas era como un niño, bromista, risueño, pero sencillo de trato. En contraste, su conducta en la cancha era la de todo un gladiador. Imposible ponerle un freno a un hombre que tenía potencia de consecuencias letales.

El ecuatoriano había dejado al América, luego de cumplir su promesa de hacerlo monarca. Aferrado, repartió bombazos hasta imponer su ley, aún sobre los rivales más acérrimos del popular club azulcrema. Una de sus víctimas predilectas siempre fue el Cruz Azul.

Curiosamente, Benítez debutó en el futbol mexicano con el Santos Laguna frente a La Máquina. Aquella vez no aportó goles, pero su equipo se impuso 2-0 a los celestes.

Después, en el Clausura 2008 levantó la corona con los Guerreros frente al Cruz Azul. En la ida marcó uno de los tantos.

Más adelante corroboraría que Cruz Azul era su víctima favorita al apuntarse un hat-trick, en la temporada regular del pasado Clausura 2013. Y en la final, también contra los Cementeros, anotó en la serie de penaltis, que había sido su lado flaco en el equipo de Coapa.

Mejor aún, en su paso por América, Benítez también le anotó a Pumas y Chivas, los otros rivales acérrimos del club de Coapa.

En apenas cuatro certámenes como azulcrema, sumó 52 dianas, para cosechar el tricampeonato de goleo individual. Además, con Santos también logró un título de goleo individual en el Apertura 2010. Ahí también se coronó y acumuló 51 anotaciones, para completar 103 en su estadía en México.

Imposible olvidarlo ahí, sonriente, a un lado de las múltiples bancas fijas que sirven para apreciar de cerca los entrenamientos del hoy multi campeón club mexicano.

Tal fue su sueño por trascender, que una vez cumplido cada uno de los propósitos trazados en el América, partió sin titubeos a Qatar, donde se enroló con El Jaish Sport Club. Allá, inesperadamente, encontró la muerte, ante la incredulidad del medio futbolístico mundial, que hoy guarda luto.

Reinaldo Rueda, técnico de Ecuador, rompió en llanto al recordarlo: “Es una pérdida irreparable”, dijo conmovido. Asimismo, el uruguayo Diego Forlán lamentó el suceso y se sumaron muchos otros, como El Kun Sergio Agüero, el ecuatoriano Jefferson Montero y los mexicanos Giovani dos Santos, Rafael Márquez, Javier Aquino y Javier Chicharito Hernández.

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