MADRID.— Protagonista de una valentísima actuación, el mexicano Arturo Saldívar cortó una oreja de peso ayer en la Plaza de Las Ventas de Madrid y se convirtió en triunfador de la corrida número 19 de la Feria de San Isidro. El alumno de Tauromagia Mexicana dio un golpe de autoridad en el coso venteño, donde hace unos días también Diego Silveti cortó un apéndice.

Arturo llegó a la cita en Madrid resentido de una voltereta sufrida en el campo bravo mientras lidiaba un toro a manera de preparación, pero esa no fue excusa en el ruedo. Arturo mostró que está llamado a ser figura. Se enfrentó a un primer ejemplar de la ganadería de El Ventorrillo con poca transmisión, aunque con movilidad; el diestro aportó la emoción de la que carecía su enemigo y trazó una meritoria faena.

Arrancó la primera ovación con una tanda por derecha, de hinojos, en el centro del ruedo. Ya con las zapatillas bien clavadas en la arena, dibujó el toreo en redondo, sentido, de trazo largo y unificó criterios ante la afición más exigente del mundo. Las condiciones del de El Ventorrillo permitieron una faena breve, pero con gran fondo.

Terminó el trasteo con una tanda de bernardinas que calaron al tendido; con la misma decisión con la anduvo por el ruedo venteño se volcó sobre el morrillo de su enemigo para cobrar una estocada en buen sitio. La presidencia regateó la concesión de la oreja, a pesar de que la petición fue inmediata y mayoritaria. Arturo paseó el trofeo, ganado a ley, con una bandera de México en la mano izquierda.

La afición madrileña esperó por ver a Arturo redondear la tarde ante el que cerró plaza. El alumno de Tauromagia Mexicana sorteó a un ejemplar que huía y que se negó a colaborar con el lucimiento. En un matiz distinto al de su primer trasteo, Saldívar dejó constancia de su empaque como torero.

Saldívar alternó con los diestros Sergio Aguilar y Miguel Ángel Delgado, quienes se fueron de vacío del coso venteño.

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