Toronto.— Apenas habían pasado pocos días de competencia en Toronto, cuando la delegación mexicana recibió la primera mala noticia: Cynthia Domínguez, representante nacional de halterofilia, daba positivo en una prueba antidopaje.

A la sonorense no se le permitió competir luego de que la comisión médica de la Odepa informara a la jefatura de misión sobre un resultado analítico adverso.

La levantadora de pesas, quien por tercera vez en su carrera consumió sustancias prohibidas, solicitó la apertura de la prueba B y su caso está actualmente bajo análisis de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA).

No fue el único problema para México en tierras canadienses pues en la segunda semana de competencias la nadadora Fernanda González acusó a directivos del Comité Olímpico Mexicano (COM) de intimidarla para utilizar el traje de baño oficial que, según sus palabras, no era de la talla adecuada.

Con lágrimas en los ojos, la sirena aseguró que fue amenazada con ser excluida de la delegación nacional. Finalmente compitió con una vestimenta distinta a la oficial por lo que su caso fue turnado a la Comisión de Honor y Justicia del Comité Olímpico Mexicano (COM).

Carlos Padilla, su titular, informó que el castigo por no seguir las reglas puede ir desde no ser elegible para los Juegos Olímpicos de 2016 hasta una sanción de por vida.

Otro caso polémico fue el de la esgrimista Úrsula González, quien no fue inscrita de manera correcta por su federación en la modalidad individual por lo que no pudo competir. Días después la mosquetera fue parte fundamental del equipo que logró la medalla de plata.

Otro caso bochornoso se suscitó cuando, mediante su cuenta de Twitter, la pedalista Sofía Arreola se quejó de la falta de uniformes al asegurar que a ella y otra integrante del equipo, sólo se les proporcionó uno.

“Que incómodo competir con el mismo uniforme, al regresar a la villa de atletas hay que lavarlo”, escribió.

Otros atletas como Aída Román de tiro con arco, también enfrentaron diferencias con directivos al utilizar accesorios de sus patrocinadores.

La arquera usó una gorra de su banco patrocinador por lo que recibió una llamada de atención.

Por si eso fuera poco, el equipo de basquetbol tuvo que competir con nueve jugadores.

“Me genera un poco de tristeza, culturalmente me cuesta digerir las incoherencias que dañan la imagen del país, que es una que no tiene por qué dar”, dijo el entrenador español Sergio Valdeomillos.

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