La Copa de Oro, el evento más importante que organiza el área de la Concacaf, es también uno de los más oscuros en el mundo del futbol.

A diferencia de la Eurocopa o la Copa América —por mencionar sólo un par de ejemplos— que se llevan a cabo cada cuatrienio, el certamen a nivel de selecciones de la Concacaf se efectúa apenas con una periodicidad de dos años, pues este singular torneo representa un activo para sanear las finanzas del organismo que rige el futbol de Norte, Centroamérica y el Caribe.

Y hay un representativo al que la Concacaf le debe gran parte de esas ganancias, particularmente en lo que se refiere a las taquillas: México.

Desde 1991, la Copa de Oro se lleva a cabo en Estados Unidos (compartió sedes con México, en 1993 y 2003, y con Canadá en este 2015), donde según censos recientes viven cerca de 35 millones de personas de origen mexicano. Si se toman en cuenta los boletos vendidos hasta las semifinales, 315 mil 46 aficionados asistieron a los primeros cinco juegos del Tricolor en la Copa de Oro 2015, tras recorrer las ciudades de Chicago, Phoenix, Charlotte, Nueva Jersey y Atlanta.

La organización garantizó para esta edición un sexto partido a los semifinalistas, al incluir —por primera vez desde 2003— el duelo por el tercer lugar, que en caso de perder, el Tri habría tenido que definir contra Estados Unidos. El problema es que ambos “gigantes” estarían condenados a disputar mañana el premio de consolación en el PPL Park de Filadelfia, inmueble con capacidad para 18 mil 500 almas.

La final, de no haber intervenido el árbitro estadounidense Mark Geiger, hubiera sido Jamaica-Panamá, en el Lincoln Financial Fiel, el próximo domingo, ante 68 mil 500 fanáticos, mexicanos en su mayoría, pues las entradas se habían vendido previamente.

El costo promedio de los boletos para estos partidos es de 100 dólares, por lo que la Selección Nacional ha generado poco más de 31 millones de dólares, sólo por concepto de taquilla.

Todo esto ha despertado suspicacias por los dudosos penaltis que se marcaron a favor de México, primero en los cuartos de final ante Costa Rica, y el miércoles en las semifinales frente a Panamá, en Atlanta.

“En Copa América, el premio de Conmebol a Chile fue de 6.5 millones de dólares. El premio mayor en Copa de Oro será de 1 millón 250 mil dólares, que lo aumentaron, porque hace cuatro años, México ganó, en 2011, 100 mil dólares para ser campeón”, comenta el periodista Héctor Huerta, de ESPN.

“¿Por qué la Federación Mexicana de Futbol regala 9 millones de dólares [lo que cobraría el Tri por una gira por Estados Unidos] a la Concacaf cada dos años? Y a lo que aspira económicamente hablando es a percibir 1 millón 250 mil dólares, si es campeón. Sólo en el primer partido [la Concacaf] sacó 4 millones de dólares, cuando los premios para los 12 equipos van a ascender a 3 millones 270 mil dólares. Es increíble que en una sola jornada de la Copa se saque lo que le van a repartir a todos los equipos. Ellos hacen la fiesta para que otros la bailen”, agrega Huerta.

El ganador de la final entre Jamaica y México enfrentará a Estados Unidos —campeón de la edición 2013—, el próximo 9 de octubre en sede por definir, según anunció ayer la Concacaf. Así se definirá qué equipo irá a la Copa Confederaciones 2017.

El sociólogo y experto en futbol, José Miguel Candia, cree firmemente que existe un plan para enfrentar a estadounidenses y mexicanos en el otoño. “Como están las cosas, sospecho que hay un interés de Concacaf de que se encuentren los dos pesos completos de la región. Por eso, no me extrañaría que haya un detallito en la final ante Jamaica y pase México a lo que ya sería el juego definitivo”, dice Candia.

Como consecuencia del escandaloso arbitraje a favor de México, la Federación Panameña exigió ayer la “remoción íntegra de los miembros de la Comisión Arbitral de Concacaf”.

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