Llegaron con una hora de diferencia al Panteón Francés. Don King, con una carcajada que inundó los pasillos del lugar; Julio César Chávez, callado y con gesto adusto.

Ambos acudieron ayer al recinto funerario para despedir a José Sulaimán, quien fuera presidente del Consejo Mundial de Boxeo.

“Yo lo quería mucho, fue gran regalo para la humanidad, por eso quiero celebrar su vida, ustedes saben lo que quiero decir, vivió una vida de siempre dar y eso significa más que cualquier cosa que yo pudiera pensar”, dijo el promotor estadounidense.

Con las banderas de México, Estados Unidos y Líbano en las manos, King, quien nunca dejó de sonreír, instó a los mexicanos a celebrar la vida de su amigo.

“Sulaimán ya no está aquí, pero trabajó dedicada y comprometidamente en busca de la reconciliación, la paz y ayudar a otros. Dios te bendiga, José”, añadió.

El promotor, quien estuvo presente en una misa privada, ofreció sus condolencias a la familia del finado.

“Viva México”, dijo en reiteradas ocasiones. “Gracias por su apoyo”.

A diferencia de King, Julio César Chávez lució afectado.

“Se nos va el más grande líder, que hizo tanto por el boxeo con sus conocidos cambios de reglas. Fue un luchador incansable. Sin él, no hubiéramos tenido a tanto campeón mundial mexicano”.

Chávez se acercó al cuerpo del tamaulipeco para decirle unas últimas palabras. Un adiós al Licenciado Balín, como cariñosamente le decía.

El ex boxeador fue uno de los pocos en platicar con Sulaimán en el hospital.

“Fue algo histórico porque el licenciado Sulaimán no había platicado con nadie. Muchas personalidades lo fueron a ver y no habló con nadie, sólo lo hizo conmigo. Esa es la satisfacción que me llevo, de que me pude despedir”.

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