Brasil y México comparten una misma tristeza. La herida de sus humillaciones históricas en el futbol aún está abierta.

Hace dos años en el estadio Mineirao, Brasil vertía lágrimas amargas, las más tristes desde 1950, cuando sufrió el histórico “Maracanazo”.

Alemania destrozó al pentacampeón del mundo con un marcador lapidario de 7-1 que marginó a los anfitriones del Mundial 2014 de llegar a la final. Los rostros desolados en la tribuna sólo eran opacados por la cara de fracaso de los jugadores de la Verdeamarela.

Apenas unas semanas atrás, la Selección Mexicana padeció una goleada similar ante Chile (0-7) en los cuartos de final de la Copa América Centenario en Estados Unidos.

¿Cuál derrota dolió más? Antonio Carlos Santos, brasileño radicado en México hace casi tres décadas, refiere que la del Tri, porque “a Brasil nadie le quita ser cinco veces campeón del mundo”.

“Yo siento que en ese día, los futbolistas brasileños estaban nerviosos, nos metieron siete goles, pero si vuelven a jugador los mismos equipos, no creo que el resultado sea igual”, describe el ídolo del América en la década de los 80.

“Me dolió más la de México, porque conozco lo que es la estructura del futbol mexicano. Creo que aquí hay muy buenos futbolistas, pero perder contra Chile sirvió para darnos cuenta dónde estamos, que nos falta mucho para llegar a donde queremos, que es ganar un título mundial”, lamenta.

Lejos de cimbrarse las estructuras del futbol mexicano, Santos reclama que existan reglas como la 10-8 que inhiban el crecimiento del profesional local del balompié.

“Si antes, los jugadores de México tenían pocas oportunidades para sobresalir y desarrollarse, ahora van a tener muchísimas menos”, reconoce el ex americanista.

Antonio Carlos incluso observa que para México su peor goleada en torneos oficiales le puede servir para crecer. “En Brasil hay formas de detectar el talento; en México, no lo veo así”, avisa.

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