El deleite es igual cuando se vence al odiado rival por 1-0 o aún si se le golea. Con tal de ver al Guadalajara derrotado, las Águilas lo van a saborear de la misma forma.

“Realmente nos interesa ganar y eso es lo que nos piden nuestros aficionados. Si vencemos 1-0 vale lo mismo que si ganamos 7-0, igual van a festejar y a disfrutar el éxito. No importa el marcador, sino conseguir los tres puntos”, asegura Moisés Muñoz, mientras presume la fortaleza de esas tenazas con las que espera frenar los embates del Rebaño Sagrado.

“Va a ser un buen Clásico en nuestra cancha —paladea el portero del América—, ahora nos toca recibirlos y tenemos la obligación de ganar ante nuestra gente. Y si jugamos como lo hemos venido haciendo, vamos a tener muchas posibilidades de quedarnos con el triunfo”.

Hoy es tal la confianza entre los fanáticos azulcremas, que no se habla de vencer a los rojiblancos, sino de golearlos y, por qué no, regresarles aquel 5-0 que aún los atormenta, cuando La Volpe dirigía a los cremas: “Si se puede dar, qué bueno. Si tenemos la capacidad para meter primero uno, después dos, tres y cuatro, bienvenido. Pero si no es así, yo me quedo muy contento si ganamos el partido”, predica el arquero americanista.

Aunque curiosamente ya tiene un tramo recorrido en el Nido de Coapa, Moi nunca ha disputado este partido en el Coloso de Santa Úrsula. Las dos veces que ha enfrentado a Chivas enfundado en la casaca amarilla han sido en el Omnilife [Clausura 2012 y Clausura 2013] y en ambas no ha permitido gol.

“Es el primer Clásico que me toca jugar en el Estadio Azteca y ojalá que nos quedemos con la victoria. Definitivamente quiero ganar”, dice ansioso. “Ya me ha tocado triunfar en el Omnilife dos veces seguidas, pero no es lo mismo que ganarlo aquí, en el Azteca, con tu gente, en tu cancha. Entonces, definitivamente que quiero ganar este partido”.

Moisés, de trato amable, habla pausado ante los micrófonos, los que recorre pacientemente. Serio, correcto, es uno de los líderes en el equipo de Miguel Herrera. Frente a sus compañeros es el hombre que inspira confianza, seguro y optimista. Mas a pesar de la tranquilidad que inspira a los demás, descubre a ese niño que trae adentro, muy oculto y que sólo brota cuando se aproxima un encuentro como este.

“Es padrísimo”, dice, al revelar lo que significa para él encarar un Clásico. “Estos partidos se viven con mucha emoción. La semana previa y el día del partido es una sensación muy peculiar y que me ha encantado, porque además, los dos partidos que he jugado contra ellos los he ganado. Sí, triunfar en el Clásico es algo especial”, valora.

Y aunque no se avoraza ante la posibilidad de sacar provecho a la diferencia futbolística entre ambos conjuntos, aprecia igual el dominio ejercido por su equipo cada que él encara a las Chivas: “Sí, sabe muy bien, por todo lo que se vive alrededor y más aún, por nuestros aficionados, por la institución, porque es el acérrimo rival. La misma afición lo reconoce de esta manera, por eso es que sabe mucho, pero al final son tres puntos que vienen muy bien”.

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