Hoy se celebra el Día de la Madre en México y el fin de semana pasado esta celebración tuvo lugar en varios países del mundo. En el mundo contemporáneo globalizado, interconectado por internet e inmerso en el mercado —donde prácticamente todo se puede comprar y vender sin importar las distancias ni las fronteras—, la maternidad está en debate. Desde las niñas y adolescentes que son madres a muy temprana edad, debido a matrimonios forzados, violaciones, embarazos no deseados y explotación sexual; pasando por la tendencia en los países desarrollados y en las zonas urbanas, donde cada día más mujeres rechazan la maternidad por razones estéticas, laborales e ideológicas; hasta aquellas personas que por razones médicas o naturales no pueden procrear hijos y deciden hacerlo a través de vientres ajenos, práctica conocida como maternidad subrogada.

Aunque varios países prohíben esta práctica, como México donde solamente los estados de Tabasco y Sinaloa la reconocen legalmente, la demanda crece a nivel nacional y extranjero, no sólo entre parejas heterosexuales, sino también entre las parejas homosexuales y personas solteras que desean tener un hijo biológico. Sin embargo, existen importantes vacíos legales y un gran debate ético al respecto, que incluye aspectos que van desde los derechos humanos hasta las posturas religiosas, la regulación jurídica, la ideología política, los costos financieros y los aspectos médicos.

Existen agencias internacionales que, como negocio, asesoran a los futuros padres para que busquen en el extranjero una mujer dispuesta a gestar el hijo que ellos no pueden alumbrar naturalmente. En las redes sociales podemos encontrar fácilmente estas agencias que comercian con la aspiración de quienes quieren ser padres y con la necesidad derivada de la pobreza de las mujeres que son enganchadas para alquilar su vientre. En los países desarrollados, los costos de estos servicios superan los 100 mil dólares. No obstante, en países con economías emergentes como México, por una cantidad de 10 mil hasta 100 mil pesos, mujeres en situación de vulnerabilidad ofrecen sus vientres para gestar hijos de parejas extranjeras que tienen problemas para que la madre biológica concluya la gestación o porque la ocupación laboral de la esposa es más importante que el embarazo. En contraste, a las parejas que contratan este servicio se les cobran hasta 50 mil dólares en clínicas privadas mexicanas que se dispersan a lo largo y ancho el país y reclutan mujeres que luego recluyen en lugares insalubres, para que éstas renten su cuerpo. Según datos del Early Institute, alrededor de 800 parejas españolas contratan vientres de alquiler en el extranjero cada año, ya que la maternidad subrogada está prohibida por las leyes españolas.

Esta maternidad subrogada se ha convertido en realidad en una explotación de mujeres con fines reproductivos. Podría encuadrar inclusive en la trata de personas y, lamentablemente, está creciendo en México para constituirse como un paraíso en la materia, ante la prohibición de esta práctica en países asiáticos como India y Tailandia, donde era permitida y generaba un gran mercado negro, además de convertirse en un vivero de niños para países ricos, donde las experiencias de abusos infantiles son noticia cotidiana.

Alarmantemente, quienes rentan sus vientres son mujeres —en su mayoría— de origen campesino, indígena o con una condición de pobreza mayor, pero cada vez también hay más casos de mujeres de clase media que aceptan gestar un bebé ajeno en busca de la contraprestación económica, casi siempre sin medir las consecuencias. Actualmente, se comercia con seres humanos. La maternidad subrogada es un ejemplo de la explotación del hombre por el hombre —de la teoría de Hobbes, en la que el hombre es el propio lobo del hombre— y peor aún en países como el nuestro, donde bajo el falso discurso de los derechos humanos se practican cada vez más este tipo de conductas que nos hacen menos humanos, menos animales racionales y más mezquinos. En Querétaro, a pesar de estar prohibida la práctica, existe al menos una clínica que ofrece los servicios sin que las autoridades intervengan.

Sin duda, en la maternidad hay mucho que discutir, pero sobre todo mucho que respetar y garantizar. Hoy el mundo adolece de una moral pública objetiva en temas que están directamente conectados con la bioética, como la clonación, la maternidad subrogada y la eutanasia, entre otros de igual relevancia. El Derecho como ciencia normativa, junto con la Ética y las religiones o credos, tiene mucho que decir y aportar en temas tan delicados para la sobrevivencia de nuestra especie y para revindicar la naturaleza humana que ante todo es racional, y con ello me refiero a que la racionalidad nos da la oportunidad de tomar decisiones objetivas y humanas.

Abogado y profesor en la Facultadde Derecho de la UAQ

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