Desde que inició el proceso electoral y hasta el dos de junio, 110 políticos han sido privados de la vida. Es el punto más álgido del fracaso peñanietista en materia de seguridad.

Al igual que a todos los mexicanos, las campañas en varias regiones han sido alcanzadas por la violencia del crimen organizado. La impunidad que rodea la mayoría de homicidios de aspirantes es preocupante; aún falta casi un mes de campaña y los demonios andan sueltos. Pueden ocurrir hechos aún más graves.

Hay el propósito de que esta elección se resuelva a balazos o a billetazos. El dinosaurio se niega a morir; los priístas saben que tienen oportunidad para que la compra del voto surta efecto.

Las renuncias de candidatos son hechos clave para entender el desarrollo atípico de este proceso electoral y el riesgo que vive nuestra democracia. Gane quien gane, el país quedará dividido en una geografía de intereses oscuros.

La violencia inhibe la participación de los ciudadanos: a mayor tasa de homicidios, menor tasa de participación, sobre todo en municipios de desarrollo bajo, advierte el estudio Las balas y los votos: Efectos de la violencia en el comportamiento y actitudes de los ciudadanos en México.

¿Qué peso tendrá el miedo del país? ¿Sesgará el voto hacia los intereses del poder fáctico? El rechazo a la violencia y corrupción está detrás del enojo social que moverá el voto. La indignación sacudirá las conciencias y se convertirá en la energía de cambio. El desánimo es tan grande como la cifra de pobres en el país. Este cansancio se expresará con un voto de castigo que podría ir en dirección equivocada.

El Latinobarómetro 2016 da a conocer que, en el país, al 46% no le importaría que un gobierno no democrático llegara al poder si resuelve los problemas económicos; el 57% demanda más orden que libertad, y en 2015 y 2016 sólo el 48% apoya a la democracia.

Este proceso electoral será recordado no sólo por sus resultados. Nadie olvidará la muestra de fuerza letal que ostentó el crimen organizado, la impunidad en que permanecen la mayoría de los asesinatos en este México de plena injusticia. Al momento de sufragar, la gente tendrá dos opciones: votar por un candidato que ya pactó con el régimen priísta y ofrece amnistía a delincuentes o hacerlo por un opositor cuya principal propuesta es desmantelar el modelo presidencialista y hacer las correcciones necesarias en el modelo de seguridad, pero castigando el delito. Que México decida.

Ex secretaria general del PRD.

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