La industria de la construcción en Querétaro dispone de un plan de rescate y resurgimiento a corto, mediano y largo plazo, informa el presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), Óscar Hale Palacios.

En entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro, y a dos años de la crisis sanitaria por coronavirus, comparte que la primera acción de esta estrategia es acercar oportunidades de trabajo al 33% de las 140 constructoras afiliadas a CMIC, que hoy “están a punto de tronar”.

Considera que la atracción de capitales nacionales y extranjeros que tiene Querétaro debe ir ligada a esta industria, debido a que a la fecha solo el 20% del total de obra privada que aquí se ejecuta se encuentra en manos de constructores locales.

¿Cuál ha sido el impacto que ha dejado el Covid-19 en este sector?

—Desde prácticamente el 2018 tenemos poca inversión de obra pública como privada, entonces cuando entra el Covid nos afecta y prácticamente nos da la estocada, pues no veníamos ya con una fortaleza muy buena en cuestión de obra por los recursos federales, sólo [se cuenta] con el apoyo estatal.

¿Han cuantificado la baja en la actividad?

—Tenemos un número global a nivel nacional y es muy similar para Querétaro. El valor de la producción de 2018 a 2021 bajó un 30%, pero a partir de enero de este año se empezó a dar una recuperación en empleos, con un 7% de altas ante el Seguro Social, que desde 2014 no se presentaba.

¿Ahora cuáles son los retos que han identificado en el sector de Querétaro?

—Nosotros tenemos un plan a corto, mediano y largo plazo.

El inmediato es conseguir y acercar oportunidades de trabajo a empresas que no tienen.

El 33%, de cerca de 140 constructoras afiliadas no tienen una sola obra ni privada ni pública, esto se refleja en alrededor de 40 a 50 constructoras que no tienen trabajo. Se trata de pequeñas compañías. A corto plazo necesitamos que la obra pública y privada den esa oportunidad porque están a punto de tronar, en paro técnico.

¿Esta condición es a partir de la pandemia?

—No. Esta situación viene desde 2018-2019, que se redujeron mucho los apoyos de inversión por parte del gobierno federal y prácticamente las empresas empezaron a vivir con los recursos del estado, pues a nivel federal dependencias como la Secretaría de Comunicaciones y Transportes disminuyeron considerablemente su inversión en obra pública de alrededor de 600 millones de pesos a 74 millones en 2018. Desde hace tres años no hay obra de gran impacto que se desarrolle en Querétaro por parte de la SCT.

¿Cómo se hará el rescate?

—Se hará a través de la promoción y presencia de la cámara para acercar y ofrecer a los inversionistas privados extranjeros y nacionales esta cartera de empresas y, en el caso de la obra pública, a través de la promoción de los Comités de Selección de Contratistas donde CMIC tiene entrada con los municipios y punto en el que se apoyara a estas empresas para motivarlas a que se inscriban en las licitaciones públicas abiertas.

Estas empresas disminuyen su capacidad técnica y, en consecuencia, su posibilidad de conseguir trabajo. Además, hay adjudicaciones directas por parte del gobierno del estado que llegan a representar entre el 4 al 5%, y que corresponden a obras de contingencias, mismas que se asignan a estas constructoras en paro técnico.

¿A mediano plazo?

—Queremos comprometer a las empresas de la cámara a que nos caractericen por empresas capacitadas que se tenga ese compromiso de calidad y acercamiento con nuestros clientes para ofrecerles la mejor opción, a través de la capacitación, para lo cual se cuenta con el Instituto Tecnológico de la Construcción y un Instituto de Capacitación de la Industria de la Construcción, que pueden capacitar y actualizar regularmente.

También es muy importante la participación de la obra privada, el 60% de las empresas afiliadas laboran en la iniciativa privada, es un factor muy grande; el 80% de la obra que se desarrolla en Querétaro es de este segmento.

¿La inversión privada sigue en manos de empresas constructoras foráneas?

—Generalmente las empresas de gran calado vienen ya con constructoras, se casan con una empresa y ya no abren la puerta a una nueva y a nosotros nos manejan como subcontratistas ese es un problema grave y complicado, porque son precios bajos y tenemos que meter mucho financiamiento entonces estamos buscando directamente el contrato. Para que ellos dejen su constructora atrás, es un tema de confianza de los inversionistas, no es fácil se necesita de trabajo con el gobierno estatal, municipios como con los organismos inmobiliarios.

¿Se castigan precios con la subcontratación?

—Es mucho, prácticamente se les castiga del 10 al 15% del costo real del contrato y se nos queda a nosotros la posibilidad de que al final no nos paguen y tenemos que ir a procesos legales para poder tener este pago.

¿A cuánto ascendió la inversión privada en el último año?

—Estoy enterado que fue alrededor de 13 mil millones de pesos, principalmente desarrollo industrial además de la parte de vivienda.

De este monto, ¿cuánto fue ejecutado por constructores queretanos?

—Yo creo que fue solo alrededor del 20%, y es importante mostrarles la cartera de la capacidad de la ingeniería, de la arquitectura y de los constructores de Querétaro, porque puede ser que nos vean como un ‘estado chico’ y un país en desarrollo y sienten que los constructores a lo mejor no tienen la capacidad para detonar obra de gran tamaño, pero realmente sí la tenemos, y la atracción de inversión tiene que ir ligada con la construcción y mano de obra local bien pagada.

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