La industria de alimentos y bebidas es el segundo sector manufacturero más importante de Querétaro, superado sólo por el automotriz.

El sector alimentos y bebidas enfrenta como reto la transformación de su oferta por productos más saludables y con mayor variedad.

Este reto provoca un incremento en la demanda de profesionales, que conozcan sus procesos y sean innovadores, asegura Ashanty Miguel Piña, directora académica de Ingeniería en Procesamiento de Alimentos, de la Universidad Mondragón México (UMx).

En el estado, la industria de alimentos y bebidas fue el segundo sector con mayor atracción de Inversión Extranjera Directa (IED), al obtener 42.2 millones de dólares, superada sólo por transportes con 116.4, reportó la Secretaría de Economía al primer trimestre de 2019.

A nivel nacional, algunos analistas del sector ubican a México como el segundo proveedor de alimentos procesados de Estados Unidos y el tercer mayor productor en América (detrás de Estados Unidos y Brasil).

“Alimentos es una industria viva y con mucho crecimiento, que requiere de un mayor número de especialistas, para ayudarla a resolver los requisitos de alimentación de la población y de la industria, asegura la académica de la UMx.

Por ejemplo, México es uno de los países con mayor índice de obesidad y sobrepeso en el mundo, por lo que la industria debe contribuir al combate de este problema, además de ayudar a reducir la pobreza alimentaria; incrementar su oferta y reducir su impacto ecológico.

La proyección es que la demanda de alimentos procesados se mantenga, debido al crecimiento poblacional y una mayor urbanización de la población. Tan sólo Querétaro tiene una migración promedio de 35 personas al día, provenientes de otros estados, y una concentración poblacional de 80% en siete de sus municipios, describe el Consejo estatal de Población.

Pero, no sólo se requieren más productos, sino que sean saludables y respondan a diferentes dietas de acuerdo a la edad y género de las personas, y que atiendan los cambios en los hábitos alimenticios.

Especialmente para los millennials y centenials, quienes prefieren modos de vida sustentables, buscan alimentos prácticos, seguros, sanos, de alta calidad y que fomenten un mejor estilo de vida.

“El consumidor actual no se conforma con la oferta tradicional. Ahora pregunta, quiere saber qué contienen; busca las mejores opciones para cubrir sus necesidades”, puntualiza.

Otro problema importante es cómo reducir el empaquetamiento, garantizando una mayor durabilidad y calidad del producto, y que sea agradable para el consumidor, describe Piña.

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