Terminó el Mundial de Futbol. Si bien para los mexicanos que sólo se aficionan a este deporte cada cuatro años, el torneo finalizó con la salida de la selección nacional, para muchos otros el interés continuó hasta la final, lo que siguió distrayendo el foco de atención de lo que deberían ser nuestras prioridades. El triunfo de la selección alemana ha sido ejemplo de pundonor y trabajo en conjunto, y el decepcionante desenvolvimiento de la brasileña en sus últimos dos partidos, muestra contundente de que no se debe depender de un único factor. En México debemos aprender de ambos ejemplos, sobre todo ahora que estamos logrando avances en la definición de las reformas estructurales.

Iniciamos la segunda parte de un año que se ha caracterizado por la pasividad y la contemplación, pero también por la expectativa por el establecimiento de las reglas del nuevo juego económico que implican las reformas. Vale la pena hacer una revisión de lo que nos depara el segundo semestre y el resto del sexenio. Ahora ya tenemos claro que los problemas del frío extremo en los Estados Unidos (EU) y la incertidumbre acerca de la fecha en que la FED decidiría finalizar la política de compra de bonos, así como el retraso en la ansiada recuperación en Europa, fueron los factores que incidieron en la lenta evolución de la economía nacional. De nueva cuenta, la expectativa de las autoridades de que todo cambiaría en el tercer trimestre incidió sobre la apreciación de los especialistas, aunque poco a poco nos llegan noticias de que las cosas se mantienen, con bajo crecimiento, aunque sin caer en la zona de recesión y sin ningún riesgo de mayores ajustes a la baja.

Al inicio del tercer trimestre las cosas no han cambiado en forma significativa, al menos en lo que se refiere a la economía mexicana, mientras que en EU es notoria la recuperación, lo que se ha reflejado en menor desempleo; no tienen un problema ni de inflación, ni de recesión, e incluso el déficit fiscal, al parecer, está finalmente bajo control. En Europa, por los menos las expectativas sobre el futuro empiezan a mejorar y el desempleo ya empezó a disminuir. En México las cosas se mantienen y con la escasa información de que se dispone, sobre el final del segundo trimestre, se puede prever que la situación comience a mejorar, aunque no en forma espectacular.

Una de las buenas noticias de esta evolución es que no se ha presentado ningún riesgo de desajuste en ninguno de los mercados. Por el lado monetario, las tasas de interés y el tipo de cambio han respondido a las expectativas de inflación y a la referencia internacional de las tasas en los principales mercados. Del lado del mercado de bienes, no se presentan problemas de excesos de oferta o de demanda y la tasa de inflación no registra presiones, aunque si se ha presentado una marcada tendencia a la baja, que incluso alentó al Banco de México a reducir su tasa de referencia, en un intento por compensar el balance de riesgos sobre el crecimiento, que han hecho que se amplíe la brecha del producto.

En este sentido, las expectativas de crecimiento del PIB aún se mantienen bajas, en un rango de 2.3% a 2.7% en este año, lejos del dato con que iniciamos y sin la garantía de que no se vuelvan a ajustar. Por el lado de la inflación, el pronóstico es de que fluctúe entre 3.49% y 3.78%, sin sobresaltos. En el tema de los trabajadores registrados en el IMSS, si se prevé un menor crecimiento en la afiliación, derivado del menor crecimiento de la economía. Por el lado financiero, se pronostican menores tasas de interés debido a la reducción en la tasa de referencia de Banco de México, lo que también tenderá a reducir el flujo de entrada de capitales y por lo tanto la acumulación de reservas no será tan elevada como se pronosticaba antes. Del lado del tipo de cambio, se prevé que se mantenga la fortaleza del mismo mostrada hasta hoy, lo cual le permitirá lo cual le permitirá fluctuar alrededor de los 13.20 en promedio durante el año.

No se esperan sorpresas al inicio del tercer trimestre del año, seguimos a la expectativa lo que obliga a estar atentos a la evolución de las principales variables, para las que la expectativa es que el crecimiento mejore paulatinamente.

El Congreso ha concluido la conformación de las leyes secundarias de la reforma en telecomunicaciones y se prepara para este segundo semestre a concretar las de la energética, que sin duda es la más esperada por la importancia que representa en términos de colocar a nuestro país en el sendero de la modernización y de la reactivación económica vía la inversión nacional y extranjera. De hecho, el anuncio del sector empresarial de concretar inversiones nacionales por 27 mil 450 millones de dólares es un buen comienzo. Lo importante es que esos recursos confluyan a la creación de empleo bien remunerado y no sólo en la renovación de activos o la compra de empresas.

Terminó la euforia del mundial y con ello ya no hay pretextos para seguir dilatando las decisiones y el trabajo. Concentrémonos ahora en lo nuestro: en nuestro trabajo y nuestro futuro.

Presidente de Consultores Internacionales SC.

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