61.4 millones de pobres por ingresos, 53.3 millones de pobres bajo la metodología oficial. Se ha confirmado lo que se preveía, el sexenio de Felipe Calderón arrojó un saldo de pobreza, en donde 1 de cada cuatro pobres (bajo la medición de ingresos elaborada por el Coneval) se generó bajo su administración. Lamentablemente no se cuenta con una metodología oficial (medición multidimensional) que permita observar el incremento del problema a lo largo de la última administración federal, por lo que debe recurrirse a la medición anterior si se quiere evaluar la eficacia de la política social y económica de su gestión.

Para el 2006 había 46.5 millones de mexicanos en pobreza patrimonial. En el 2012 se contabilizó a 61.4 millones, un aumento de casi 15 millones. Dado que en 2010 se tenía a 58.5 millones, ello implica que en los dos últimos años, y a pesar de que existió crecimiento económico superior al promedio de los últimos 12 años, el número de pobres patrimoniales se incrementó en 2.9 millones, básicamente por el deterioro del mercado laboral.

La información es distinta a la cifra oficial de pobres mediante la metodología multidimensional: 53.3 millones de mexicanos, medio millón más que dos años antes. ¿Por qué existe tal diferencia y qué implicaciones tiene para el bienestar de las familias?

La medición de pobreza por ingresos fue sustituida por la denominada como multidimensional. En la primera se tenía claridad sobre si las percepciones económicas de las personas eran suficientes para satisfacer necesidades como las de alimentación, vestido, transporte, educación, salud, por citar algunas de las más importantes. En la pobreza multidimensional se toma en consideración el ingreso económico, pero también el acceso a los denominados derechos sociales, los cuales no necesariamente se cubren con ingresos monetarios, parte de los mismos se cubre gracias a los programas sociales y asistencialistas de los gobiernos federal, estatal y municipal, así como por otros mecanismos privados o altruistas. El problema de lo anterior es que ello tiene un costo creciente al erario: entre más fallas tiene el modelo económico más recursos deben destinarse al desarrollo social. Durante el sexenio de Calderón el presupuesto al rubro pasó de 30 mil a más de 80 mil millones de pesos anuales. A lo anterior deben sumarse las partidas estatales, municipales, los programas de apoyo internacional y de la iniciativa privada. Conforme retrocede el bienestar generado por el mercado laboral y la capacidad de tener un pequeño o mediano negocio, aumenta la necesidad de presupuesto al rubro social. Por tanto, la medición de pobreza por el ingreso contiene información dura que indica la capacidad de la gestión pública, empresarial y del mercado laboral para generar y distribuir la riqueza de una manera equitativa (sin programas asistenciales) y si con ello los mexicanos pueden ser autosuficientes. La respuesta de la medición por ingresos es que 61.4 millones de mexicanos dan constancia de ello.

Entre 2010 y 2012 lo descrito sucedió a pesar de que la economía nacional creció: a pesar de que existió generación de riqueza su distribución no permitió una reducción de la pobreza. Aún bajo la metodología multidimensional se observa que la población con ingreso inferior a la línea de bienestar fue de 60.6 millones, es decir, 7 millones más que la cifra total de pobres, de lo que puede inferirse el alto grado de precarización del mercado laboral que existe en México. Sólo mediante la acción de los programas contingentes de lucha contra la pobreza se puede reducir la magnitud del desequilibrio social, aunque ello no revierte su tendencia creciente.

Revertir el aumento de la pobreza por ingresos es el verdadero desafío a resolver por un modelo económico que no está diseñado para ello.

*Dir. del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tec de Monterrey

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