“Yo voy a pedir cinco Barbies, una Monster High y mi hermanito Fernando va a pedir un Buzz Lightyear y carros”, dijo contenta Diana, una de las cientos de niñas que acudieron al Jardín Zenea a comprar su globo para enviar su carta de peticiones a los Reyes Magos.

“Yo soy Juan Pablo quiero unos monos Max Steel y unos zapatos de futbol, pantalón de futbol, camisa de futbol y todo de futbol”, sostuvo sonriente el pequeño.

Los niños que acudieron por sus globos coincidieron en asegurar que durante el 2012 se portaron muy bien, por lo que confiaron en que los Reyes Magos les traerán lo que ellos les pidieron.

Los padres de familia explicaron que los Reyes Magos no podrán traer todo lo que piden los pequeños, pero que harán el esfuerzo, asimismo tratan de mantener viva la ilusión de los niños lanzando un globo al cielo.

De acuerdo con el señor Fernando Moya abuelo de Diana y Fernando, cada año los llevan a la zona del Centro Histórico para comprar los globos que se llevarán para enviar sus cartas llenas de peticiones de regalos y dulces; así como ropa y otros artículos al cielo, en donde se encuentran los Reyes Magos.

“Es una tradición muy bonita que se sigue. Es lo que me enseñaron mis padres y lo que les quiero dejar a mis nietos, pues se mantiene la inocencia de los niños”, expresó Fernando Moya a la vez que amarraba de un extremo el hilo a un dedo de su nieta para evitar que el globo escapara al cielo antes de tiempo.

Dijo que en sus tiempos la carta se colocaba dentro del zapato derecho al pie del árbol de navidad y si se carecía de uno, se dejaba al pie del Nacimiento; pero el paso del tiempo han cambiado las formas en que se van entregando las cartas.

“Ahora se utiliza un globo como medio para llegar a las tres estrellas que se encuentran en el cielo y que vigilan a los niños a lo largo del año”, comentó Fernando Moya.

Aunque cada vez la situación económica es mucho más difícil por todos los altos costos en los juguetes, estacionamientos, dulces y hasta la gasolina, que se emplea para poder mantener la tradición, su familia mantiene la ilusión de los niños.

Aunque en la casa de los abuelos ya no has niños pequeños, han mandado una carta para los nietos y sobrinos “sólo que se hayan potado bien” y poder tener una convivencia familiar en torno al 6 de enero, día en que aparecen los juguetes.

Ulises Gómez es padre Juan Pablo, un niño de 4 años de edad, y dijo que espera compartir con él la ilusión de esperar los juguetes en casa.

Ulises se prepara para compartir con su hijo una noche que se alarga por la espera y la ansiedad de tener suerte y ver al elefante, el camello y el caballo en donde se transportan los Reyes Magos para llevar los juguetes y dulces a los niños que, a pesar de los años, nunca los han podido ver.

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