La problemática relativa al abastecimiento de agua persiste en la mayor parte del país, en sus zonas áridas y semiáridas, que son las que predominan en nuestro país. La Ciudad de México, a pesar de haber sido una laguna, luego de la conquista se fue transformando, sin visión adecuada de lo que llegaría a suceder y que se agudizó con su enorme crecimiento poblacional. Así, se convirtió en dependiente de sus aguas subterráneas principalmente, así como del traslado de agua proveniente del Sistema Cutzamala.

En la ZMQ la dependencia actual es de sus aguas subterráneas y de Acueducto II cuya agua proviene de la zona de la presa Zimapán. El agua que se trae de Zimapán debe bombearse cerca de mil metros para conducirse a través de ductos a nuestra ZMQ; lograr este traslado de agua implica costos significativos, por el gasto eléctrico por el bombeo y por el tratamiento requerido al agua.

La expectativa original que se tenía en Querétaro sobre Acueducto II, se ha visto rebasada, a lo cual se debe agregar la situación de sequía extrema en la que nos encontramos. Así las cosas, nuestro acuífero se sigue abatiendo, con todas las consecuencias que de ello se derivan.

La recarga de nuestro acuífero en la ZMQ es poco factible, algo semejante ocurre en la Cd. de México, resulta escasamente viable; asimismo, en caso de intentarse la recarga, existen diversos retos que deben afrontarse y riesgos muy serios si se lleva a cabo.

Los escurrimientos superficiales que se generan en superficies urbanas, gracias a las lluvias, son difícilmente aprovechables para el consumo de agua potable de su población o para la recarga de sus acuíferos. Los escurrimientos ocurren en lapsos relativamente breves y en cantidades que es difícil gestionar para aprovecharlos, resulta difícil su almacenamiento y luego su tratamiento de potabilización indispensable para el consumo o su infiltración al acuífero.

La lluvia que se tiene en zonas urbanas, como las dos metrópolis aquí mencionadas, inicia su contaminación en la atmósfera y crece al escurrir por las superficies, las cueles tienen toda clase de contaminantes. Resultaría un grave error infiltrar agua contaminada a los acuíferos.

Los ríos y arroyos que abastecen diversas presas o bordos, difícilmente están exentos de contaminación, pueden estar afectados por descargas de contaminantes, que llegan a incluir las provenientes del sector agropecuario y también descargas de drenajes de las poblaciones. También pueden tenerse descargas de agua contaminada proveniente de diversas actividades industriales o comerciales. En muchos casos las industrias aplican tratamiento a las aguas que utilizan, es obligado.

En lo que atañe al tratamiento de las aguas negras que se generan en las urbes, la situación resulta complicada, porque su contaminación es de todo tipo; al drenaje urbano se le acumulan contaminantes orgánicos e inorgánicos de muy diversa naturaleza, sustancias provenientes de medicamentos y tóxicos de difícil remoción o degradación. Estas aguas son difíciles de potabilizar y aún para su uso en riego agrícola. De cualquier manera, es indispensable hacer el mayor esfuerzo en el tratamiento y saneamiento del agua. (Continuará...)

Google News