El bosque ha sido para la gran mayoría de la gente, un elemento del cual solemos escuchar desde niños, inclusive antes de conocerlo físicamente, gracias a tantos y tantos cuentos infantiles que hemos escuchado, y es ahí donde se establece un terreno lleno de misterios, donde proliferan los personajes antagónicos de las historias y donde se libran importantes batallas para vencer la oscuridad y recuperar la luz, que asociamos como el triunfo de bien sobre el mal.

El bosque representa un papel ambivalente para nuestra cultura, lo vemos como un espacio de peligro, pero a su vez mágico y encantador. Si escarbamos un poco en nuestra memoria infantil, es inevitable recordar la presencia de lobos, brujas, monstruos, niños perdidos, héroes, hadas y duendes, todos ellos dentro de algún bosque que seguramente imaginamos en aquellos, nuestros alcances de infancia.

Habrá quienes viven en o cerca del bosque, pero para quienes logramos conocerlo más tarde o más temprano en algún momento de nuestra vida, en la oportunidad de un viaje o un paseo por el mismo, este adquiere un significado muy parecido al que inicialmente creamos en nuestra imaginación. Se convierte en el lugar donde, a pesar del relativo silencio, está repleto de vida y maravillas que alberga.

Cuando lo observamos de manera general, suele convertirse en un motivo de inspiración para la poesía y para dar forma a muchas nuevas historias que podemos crear alrededor del mismo, gracias a la manera como suele expresarse, mediante los susurros de sus ramas y hojas por el efecto del viento. Es entonces que surgen en nosotros una serie distinta de emociones y sentimientos que explican con relativa sencillez el por qué nos ha impactado a lo largo de tantas y tantas generaciones.

En realidad, es un elemento de la naturaleza importante para la humanidad, el ecosistema donde predominan las especies de árboles y arbustos, donde además la hierba y flores que, en conjunto, conforman una gran comunidad de plantas en la que hasta los desechos de los mismos juegan un papel crucial en la conservación y nutrición del suelo, modulando flujos hidrológicos para dar sustento al hábitat de especies animales y los cuales se desarrollan en grandes áreas de este planeta Tierra para fortuna nuestra por todo lo que aporta para un entorno sostenible.

Sin él, no tendríamos agua potable, no tendríamos aire puro ni muchos de los alimentos que nos proporciona. Nos compromete a actuar responsablemente, ya que la deforestación pone en riesgo muchos ecosistemas y la riqueza natural natural del planeta, así como su capacidad de enfrentar el cambio climático. Acoge más del 75 por ciento de la biodiversidad terrestre del planeta según lo revela estudios e informes realizados por la Organización de las Naciones Unidas, la ONU.

Es entonces que podemos reconocer que los bosques en conjunto, son indispensables para nosotros y tanto en la tarea de supervivencia de nuestra especie, como en el desarrollo y fortalecimiento de nuestras culturas, nos proporcionan también el sustento emocional para darnos esa riqueza que no se mide solamente en términos económicos.

Aunque nuestra ciudad, como otras, aparentemente está lejana de dichos espacios, depende de ellos para que pueda seguir con lo suyo este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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