Karcocha es un arlequín del mundo moderno. El artista de la calle realiza una puesta en escena llena de humor situacional, a partir de lo que va ocurriendo frente a él.

Aprovecha perfectamente la posibilidad de improvisación ante situaciones del momento. Su estilo recae en ello. Su fuente de detonadores son transeúntes, automovilistas y hasta un niño ciclista que le devuelve un par de bromas al artista. Sin ser un sketch preparado, todo se torna una secuencia de su presentación en la calle frente a la escalinata del atrio de la Parroquia de Santa María Amealco, en Amealco de Bonfil. El espacio posibilita un foro para que el público vea al artista como si de un teatro al aire libre se tratara.

Karcocha mantiene en su vestimenta la tradición del arlequín del siglo XVI. Una nariz respingada y un traje lleno de parches coloridos que se va remendando poco a poco al paso del tiempo; todo es un homenaje a la carcocha, un papalote de remiendos de papel periódico que los niños suelen volar durante las fiestas patrias de septiembre, en la ciudad de Villa Alegre, en la provincia de Linares, Chile, de donde proviene.

Si bien inició como un mimo autodidacta en la Plaza de Armas de Santiago de Chile, al paso del tiempo su carrera pasó a convertirse en un show y una vida de itinerancia permanente.

Su fama llega con el nacimiento de YouTube, en donde las personas subían videos de sus presentaciones y poco a poco se viralizó su show, y su nombre al mismo tiempo.

“La gente que subía los vídeos empezó a colocar ‘karcocha’ y empezó a subir vídeos en países como Turquía, España, Portugal, Brasil y Argentina.

“Andaba yo viajando y en un momento me hice viral, sin yo buscar ser viral. Se hizo un vídeo en Barcelona que tenía como 80 millones de visitas en Facebook, y fue así como como que ya la gente me conocía.

“(Luego) me advirtieron: ‘Hazte de unas redes sociales, porque hay gente que está ganando dinero con tu trabajo’”, comparte en entrevista. Fue de esta forma que su fama creció.

Su retiro en la India

A mitad de su carrera, Karcocha se tomó una temporada para meditar y reestructurar su personaje y también a sí mismo.

Comparte el motivo de aquel retiro: “Tenía en mente un espectáculo nuevo, con otros elementos. Entonces fui ahí a trabajar todo esto. India siempre tiene algo bueno, llegué a Goa, y justo teníamos varios amigos, nos pusimos a entrenar harto. Entré en otro en otra dimensión, en otro ritmo de trabajo y de vida”, refiere.

“Saqué bastante cosas, no lo que yo quería, pero uno nunca llega a tener todo lo que quiere. Y siempre vuelvo, siempre estoy volviendo a India porque me motiva. De ahí creo que todos me dicen ahora que volví de ahí, que regresé con otra onda y que me ven distinto, pero que me ven mejor”, explica el artista.

La importancia del humor para la vida

Para Karcocha el humor es un elemento vital en la percepción del mundo que nos rodea a todos, y ayuda a modificarlo.

“El humor te cambia todo, cambia el mundo. Tu cuerpo al recibir endorfinas se transforma, ya la mentalidad y el cuerpo recibe energía positiva.

“Cuando tienes pensamientos negativos tu mismo cerebro te empieza a jugar en contra y te empieza a dar depresión, por la depresión empieza a llegar ansiedad, por la ansiedad te empiezan a fallar algunos órganos y caes en un círculo negativo”, refiere el comediante.

Considera que del 100% de escenarios negativos que nos imaginamos, el 98% no llegan a ocurrir nunca, sólo están presentes en nuestra mente.

“Tener la herramienta y posibilidad de hacerlos reír es una bendición. Estoy agradecido de poder hacerlo”, refiere.

“Aquí en Amealco creamos una burbuja, y la endorfina queda ahí. Porque la gente cuando pasa por ahí, tal vez se acuerda de algún chiste que yo hice, se acuerdan y se ríen. Creo que eso es la risa. La risa te entrega endorfina. La endorfina es combustible positivo para el cuerpo, para el alma, el cerebro, para quienes te rodean”, afirma.

Risas y sentido social

Karcocha no sólo es un artista de la comedia inspirada en las situaciones y la improvisación, en las que se apropia de vehículos de lujo, la tarja de las camionetas o hasta la cámara de periodistas que le observan.

También tiene una conciencia social que demuestra en sus presentaciones: por ejemplo, en Amealco compró cacahuates a un vendedor ambulante con un billete que le habían dado automovilistas. El dinero lo invirtió en la botana y luego las revendió, dando todas las ganancias al mismo comerciante.

Lo mismo hizo con una mujer que vendía tortillas: de regreso de su jornada ella pasaba con su diablito frente a la escalinata. Karcocha le preguntó ‘¿qué vende?’ Aquellos últimos paquetes de kilo que no se vendieron en el mercado, Karcocha los vendió entre su publico para dar la ganancia a la comerciante, que se quedó a ver el resto del show.

Incluso, poco después del huracán Otis, acudió a Acapulco para animar a la gente y, aunque sea por un momento, dejar que la risa se apodere de ellos.

Pero ¿qué lleva en la bolsa que lo acompaña siempre? “Llevo mis sueños y los voy cumpliendo. Experiencias, vivencias, risas, momentos”, refiere el artista de las risas.


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