Belén y Jeniffer estudian en el Colegio de Bachilleres plantel 1. Como jóvenes saben los problemas que enfrentan a su edad, y que no sólo pasan por las adicciones, pues muchas ocasiones están relacionadas otras variables como los casos de suicidio, como la violencia familiar, que no son abordadas con oportunidad.

Belén Guadalupe Martínez, estudiante del Cobaq, señala que la línea de asistencia sicológica De joven a joven es útil para ayudarlos en los problemas y angustias que se les presentan en la vida cotidiana.

Explica que una conocida de ella terminó con su vida por problemas familiares; sufría de violencia familiar, aunque no fue de manera directa, pues veía como su padre golpeaba a su madre, lo que la afectó emocionalmente a tal grado que la llevó a tomar la vía del suicidio.

Las adicciones, dice Belén, no son el único problema que sufren los jóvenes, es algo más complejo, va más allá de consumir alguna sustancia, pues también hay violaciones, abusos, problemas sicológicos, físicos, que los afectan en una de las etapas de la vida más difíciles.

Por su parte, Jeniffer Martínez Arias, también estudiante del Cobaq, señala que los problemas que sufren como jóvenes no afectan de igual manera a todos los muchachos, pues mientras ciertos conflictos para algunos pueden ser muy complicados de resolver, para otros no representan mayor importancia.

Para Jeniffer, el futuro es esperanzador, no tiene mayores problemas y tiene bien claro que es lo quiere hacer de su vida, pues está convencida de que quiere estudiar medicina.

Dice que lo que percibe de sus compañeros de escuela es que existe un pensamiento muy positivo, tienen esperanza en el futuro, si es que se esfuerzan en hacerlo e intentarlo. “Hay muchos que alguna cosa no les sale bien y sienten que no van a poder”, agrega.

Belén también considera que hay futuro para los jóvenes, motivados por sus padres y sus familiares, con esperanza de que el futuro sea mejor.

Las amigos estuvieron unos minutos antes en la ceremonia del relanzamiento de De joven a joven, en una de las canchas del Cobaq, en medio de la zona industrial Benito Juárez.

Algunos jóvenes, cansados de esperar, tomar camino a la puerta, pero el personal docente de la institución los detiene y los regresa a sus lugares. No pueden salir hasta que termine el evento. “20 minutos”, dice el maestro a los jóvenes, quienes pillados regresan a sus lugares.

La maestra de ceremonias anuncia que rendirán honores a la bandera y un “Ahhhhh” se escucha entre los muchachos. Luego, se anuncia la entonación del himno nacional y otro “Ahhhhh” vuelve a escucharse.

El sonido falla, no se puede reproducir el himno, pero se canta a capella. La mayoría de los estudiantes canta, otros son indiferentes, o mandan mensajes con sus teléfonos móviles o aprovechan para revisar sus redes sociales.

Los discursos de los funcionarios se secundan, y los 20 minutos que prometió el personal de Cobaq se convierten en 30 minutos, mucho tiempo para estos jóvenes que escuchan a los funcionarios decirles que deben de evitar conductas de riesgo, no caer en adicciones, no tener malas compañías.

La ceremonia llega a su fin. Otro grupo de amigos se estira en sus sillas, antes de levantarse y buscar la puerta de salida del plantel educativo.

Son más de las 14:00 horas y el hambre aprieta y hay tarea pendiente.

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