El sueño es una actividad elemental en la vida, pues ayuda a restaurar la fuerza y la energía física y mental, además de tener una función reguladora del sistema inmunológico. Su ausencia podría llevar a la muerte en el lapso de días o semanas, alerta la Secretaría de Salud, a través del Centro Estatal de Salud Mental (CESAM).

Mediante un comunicado, la dependencia informa que los problemas que se presentan al dormir son denominados “Trastornos del Sueño”. Hay más de cien trastornos diferentes de sueño y de vigilia que se agrupan en diferentes categorías.

El insomnio, por ejemplo, presenta dificultad para conciliar el sueño. Los episodios pueden ser temporales, es decir, aparecen y desaparecen (duran entre 2 y 3 semanas), o pueden ser crónicos.

También existen los problemas para permanecer despierto durante el día, donde se presenta somnolencia diurna excesiva y cansancio.

Si el problema no es ocasionado por falta de sueño se le llama hipersomnio, este padecimiento es causado por afecciones médicas como la fibromialgia (dolor crónico generalizado), hipotiroidismo (producción insuficiente de hormonas tiroideas), infecciones virales, narcolepsia (trastorno en el sistema nervioso), y obesidad, entre otras.

Cuando no se encuentra alguna causa de somnolencia, se denomina hipersomnio idiopático.

Los problemas para mantener un horario regular de sueño suceden al estar en diferentes zonas horarias, o en trabajos con turnos rotativos.

Las conductas que interrumpen el sueño son anormales, se denominan parasomnias, comunes durante la infancia, y son causadas por terrores nocturnos, sonambulismo o por trastorno de comportamiento asociado al sueño MOR (Movimientos Oculares Rápidos), en donde la persona se mueve y puede representar el sueño.

El insomnio es el motivo más frecuente de consulta y puede acarrear dificultad para concentrarse, irritabilidad y cansancio. La mayoría de las veces se deriva por tener malos hábitos para dormir, sin embargo, también puede representar un síntoma de enfermedades graves como depresión, trastorno de la ansiedad, enfermedades infecciosas o metabólicas, entre otras.

La SESEQ señala que la necesidad de dormir disminuye con la edad; por ejemplo, el recién nacido requiere hasta 16 horas de sueño, mientras que el adulto mayor, alrededor de 6.

Con la finalidad de mejorar la calidad del sueño, la Secretaría de Salud emite las siguientes recomendaciones:

- Establecer un horario regular para acostarse (no hacerlo si no se tiene sueño) y levantarse.
- Evitar permanecer por mucho tiempo en la cama en estado de vigilia. Las televisiones o computadoras deben mantenerse fuera del dormitorio.
- Hacer ejercicio de forma regular, de preferencia aeróbico.
- Evitar las siestas vespertinas.
- Realizar una actividad relajante una hora antes de ir a la cama.
- Mantener el dormitorio fresco y bien ventilado.
- Tomar una cena ligera.
- Evitar fumar y tomar café o bebidas con cafeína por la noche.
- Mantenerse tranquilo antes de ir a la cama, evitando situaciones estresantes.

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