Héctor Briones, uno de los tres jugadores fundadores de Gallos Blancos que viven, cuenta que en aquella época, hace 67 años, las cosas esas muy diferentes. “Éramos un equipo pobre, para ir a jugar a otras ciudades, nos íbamos en los carros de los directivos y algunos aficionados”, narra.

Don Héctor recuerda que antes del equipo de Querétaro, a nivel municipal jugaban en el equipo Piratas, cuando vino la invitación de la Federación Mexicana de Futbol para crear la segunda división, inició el proceso para tener un mejor equipo y resultó ser el Club Querétaro.

“Logramos entrar a la segunda división. Jugamos y más o menos en un año, en 1952. El señor Ezequiel Rivera llegó un día que íbamos a jugar con Toluca con 11 gallos. Hay fotografías donde cada quien está con su gallo, y ahí se inició el mote de Gallos Blancos que hasta ahora persiste”, recuerda.

Agrega que hace 67 años no había los lujos y comodidades con las que actualmente viajan los equipos de futbol, ni los lugares totalmente equipados para entrenar.

“Al principio nuestro club era muy pobre. Iniciamos con uniformes blancos porque eran los más baratos. Técnicamente teníamos lo mejor que podíamos dar jugando en ligas locales, pero se mejoró cuando empezaron a traer a jugadores de México, de Guadalajara, como “El Polecía” Ortega, que fue muy querido aquí. Comparado con ahora, sí, estábamos menos [equipados] pero le echábamos muchas ganas y teníamos muchos adeptos al club. Siempre teníamos el estadio lleno”, asegura.

El ex jugador, vestido de pants rojos, que lleva el escudo blanco y azul de los Veteranos de Gallos Blancos, recuerda que el estadio Municipal siempre fue el escenario de local de ese equipo original.

Para salir a jugar a otras ciudades se iban en autos particulares o rentaban un autobús. “Era mucho que los aficionados o los directivos ponían sus automóviles para trasladarnos”, asevera, al tiempo que recuerda que el lugar más lejano para ir a jugar en ese entonces era Veracruz.

Briones estuvo tres años con el equipo de Querétaro, su familia tuvo que mudarse a la ciudad de Irapuato, Guanajuato porque su padre abrió un negocio en aquel lugar y dejó de jugar de manera profesional.

Posteriormente, salió de México, se fue a radicar a Estados Unidos, donde actualmente vive, pasa unos meses del año en Querétaro, aunque nunca dejó de jugar en equipos amateurs, tanto en Irapuato, como en Estados Unidos, incluso llegó a estar en equipos de aficionados en Canadá.

Dice que las reuniones de los veteranos de Gallos siempre le traen muy buenos recuerdos, además de agradecer la invitación, ya que sólo quedan tres integrantes del equipo original, que son Francisco “Negro” Perales, Manolo Rodríguez y él, como pioneros del futbol en el estado.

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