México ha participado en 22 ediciones de los Juegos Olímpicos, alcanzado 62 medallas (13 de oro, 21 de plata y 28 de bronce), por lo que este día continúa el camino de la delegación tricolor en Río 2016, con la esperanza de lograr una cosecha satisfactoria de metales. Es por ello que hoy hablaremos de un deporte que se ha convertido en uno de los más practicados en el planeta, y en el que —por supuesto— tendremos participación nacional.

Hay que saber que el tenis de mesa inició como un juego que las familias de la clase alta practicaban después de la cena en Inglaterra en los años 80, y fue hasta 1988 cuando se integró por primera vez a una justa olímpica en Seúl.

Pero, ¿cómo se juega? Pues bien, las competiciones se dividen en llaves, y todos los partidos son eliminatorios. Aquí, el saque cambia de equipo cada dos puntos y los juegos pasaron de cinco sets individuales con 21 puntos, al mejor de siete sets con 11 puntos.

Existen partidos individuales y por equipo, y un dato interesante es que para hacer que esta disciplina resultara más atractiva, se aumentó el tamaño de la pelota de 38 milímetros a 40, hecho que la hace un poco más lenta, y por ende, se reduce la velocidad del partido.

Aunque es un hecho que son los chinos quienes han dominado este deporte a lo largo de la historia olímpica, no descartemos la sorpresa de algún otro país y, por qué no, pensar que quizá México pueda hacer un papel destacado.

Y precisamente hablando de nuestro país, quiero compartirles la historia de Yadira Silva, quien hoy arranca su participación. Una mujer de origen cubano, pero de corazón ciento por ciento mexicano que vivirá sus terceros Juegos Olímpicos con ilusión, pero sobre todo, sabiendo que tiene la experiencia para mejorar con respecto de sus actuaciones pasadas.

—¿Cómo nació tu deseo por practicar el tenis de mesa?

“Cuando tenía 10 años, mi hermano me llevó a mi primer plus. Fue como diversión, pero nació mi amor por el tenis de mesa”.

—¿Cómo fue tu camino rumbo a Río 2016?

“El camino para conseguir mi boleto olímpico fue un poco complicado. La competencia de los tres días llegué a las finales, pero lo conseguí el tercer día y simplemente dar gracias a Dios. Obviamente, me cuesta un poco más de trabajo que a muchos, porque yo soy madre. Tengo la responsabilidad de una familia, de un hogar, y también soy atleta. Entonces, eso hace un poquito más complicadas las cosas. El camino [fue] un poquito más difícil, pero bueno, lo he logrado”.

—¿Cuál ha sido el mayor obstáculo al que has tenido que enfrentar en el camino?

“Yo creo que mi mayor obstáculo ha sido que no he tenido con quién entrenar. He estado entrenando todo este tiempo con mi esposo, que es mi entrenador, pero creo que he carecido de un sparring, de un jugador de buen nivel para entrenar. Yo creo que eso ha sido el principal obstáculo”.

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