El  25 de junio  se conmemoró  el día naranja. Un momento de reflexión y protesta contra la violencia que sufren las mujeres. Hoy más que nunca debemos hacer énfasis en la importancia de enfrentar la violencia en nuestro país, especialmente la que atenta contra la vida de las mujeres.

Después del tope histórico en feminicidios que se presentó en agosto de 2021, con más de 900 en un solo mes, las autoridades han tratado, por diversos medios, de aligerar el tema y reflejar una supuesta disminución en la incidencia delictiva; no obstante, las cifras no son alentadoras, pues tan solo en abril  se presentó el punto máximo en homicidios dolosos  contra  mujeres, en los últimos 7 años.

Es claro que la violencia no cede y nuestro país se ve cada día más inmerso en ríos de sangre. Las cifras por homicidios dolosos se han disparado abruptamente.

Mucho criticó el actual mandatario la estrategia de seguridad del expresidente Felipe Calderón, en la llamada “guerra contra el narcotráfico”, que ahora no sabe cómo afrontar la dura realidad de las estadísticas, donde se coloca a su gobierno con el mayor número de homicidios dolosos cometidos en los últimos 30 años. Tan solo en el mes de mayo se registraron más de 2 mil 800 homicidios dolosos, convirtiéndose así en el mes más sangriento del año y uno de los peores en lo que va del sexenio. Está claro que la estrategia de seguridad del gobierno federal, bajo el lema “abrazos no balazos”, no está funcionando y está alcanzando sus límites de tolerancia.

Por otro lado, el homicidio de dos sacerdotes jesuitas y el pronunciamiento del Papa Francisco I, afirmando: “cuantos homicidios en México”, dejan claro que la estrategia no está funcionando y la violencia está escalando a otros niveles.

Así lo dejó claro uno sacerdote de dicha comunidad al decir: “ya no alcanzan los abrazos para cubrir los balazos”.

Y es que, contrario a lo que afirma el mandatario federal, no es que la población demande enfrentar la violencia con violencia, o fuego con fuego; sino que se brinden condiciones mínimas de seguridad, empezando por combatir la impunidad. Que se castigue a los responsables conforme a la Ley, que estos y otros crímenes no queden olvidados en los archivos de los juzgados y las fiscalías y, sobre todo, que se garantice a la población una vida de paz y tranquilidad.

Son inadmisibles los videos que andan circulando en redes sociales, donde abiertamente, integrantes del crimen organizado se “pasean” por las calles con armamento prohibido, sin que las autoridades o el ejército actúen al respecto.

Todo ello genera un clima de incredulidad y, sobre todo, de indignación.

En este contexto, el desafío que tiene nuestro país demanda acciones concretas y certeras para combatir la inseguridad y la violencia, empezando por castigar y prohibir prácticas que se ejecutan fuera de la Ley; pues mientras el cáncer de la impunidad ronde las instituciones, difícilmente, sino es que imposible, será pacificar al país. No se trata de abrazos o balazos, se trata de hacer valer el Estado de Derecho.

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