Nunca, en nuestra historia electoral regida por una institución ciudadana arbitrando (el IFE o el INE),100 millones de mexicanos podrían votar. Todos estos ciudadanos tienen hoy, en la cartera, su credencial para acudir a las urnas.

El padrón es tan histórico como la oportunidad de decidir: Mantener en Palacio Nacional al oficialismo, o cambiar a un gobierno opositor de coalición, con los contrapesos necesarios para no ser gobernados por caprichos autoritarios, y una gravísima ausencia de transparencia y seguridad.

Hoy faltan 39 días para votar el 2 de Julio. Ese ejercicio electoral, de principio a fin, les costará a todos los mexicanos más de 60 mil millones de pesos.

Tan sólo el INE, este año ejercerá un presupuesto de 22 mil MDP. $9 mil de ellos, sólo en la organización de la elección. Hay 20 mil cargos en disputa, entre ellos 9 gubernaturas.

El Tribunal Electoral tiene un gasto de 3 mil 622 MDP. Las 32 OPLES (Organismos Públicos Locales Electorales) 21 mil 643 MDP y los partidos políticos recibieron una bolsa de 10 mil 444 MDP. Todo eso suma los 60 mil MDP.

En la elección presidencial de 2018 fueron a votar el 63% de los electores inscritos en el padrón. En las intermedias de 2021, sólo el 52.6%.

Si ahora acudieran a las urnas el 60% de los ciudadanos con credencial de elector, cada voto tendría un costo unitario de Mil pesos.

En USA, con un padrón de 227 millones de electores, se calcula que el voto cuesta 11 dólares (187 pesos mexicanos, calculando el tipo de cambio a $17.00). En Rusia, Francia y Brasil 1.88 dólares pomedio (31.96 pesos).

El voto es México, es caro para los estandares internacionales. No ejercerlo, es una omisión irresponsable. Primero se paga con los impuestos sustraído del trabajo de todos los ciudadanos; y segundo, es la única herramienta tangible para decidir quién nos gobernará.

Todas las encuetas serias (hoy) dan a Claudia Shembaun la ventaja suficiente para suceder a Andrés Manuel López Obrador. Xóchitl Galvéz ha reducido el margen, pero la percepción la pone aún lejos de remontar, y conseguir ese triunfo anhelado por los clasemedieros aspiracionistas, que ya sufrieron la corrupción del PriAN, y el frustrado cambio ofrecido por la 4T.

Ante esos números y espectativas, lo que verdaderamente ésta en juego es ganar los equilibrios necesarios en las Cámaras, para que no den todo el poder a la próxima presidenta.

Hay en México dos perceciones de democracia. La de la clase media, que la encuentra en garantias de seguridad integral para generar empleo, calidad de vida y construir progreso; y la de los marginados, que la sienten mensualmente en en bolsillo, recibiendo puntualmente 600 mil MDP al año en programas de ayuda, que no tenian, como un derecho constitucional. Ni entienden, ni quieren entender las explicaciones que les da, la arenga de los opositores de hoy, que ya les fallaron.

Que Xóchitl gane, hoy es una ampresa difícil.

Quienes aspiran a un México más democratico. Lleno de contrapesos, con instituciones independientes que sean vigilantes, y poderes sin la mayoría absoluta como aplanadora, para gobernar desde la autocracia.

La única defensa que hay es salir a votar. Convenza a los jovenes, que no tienen ningún interes. A los abstencionistas. A las mujeres, que tiene ese poder para inferir en sus círculos cercanos.

Deje de perder el tiempo defiendiendo a Xóchitl, que se defienda sola, con argumentos. Que parezca presidenta, y deje de ser, la ocurrente opositora de huipil.

Hay 100 millones, de posibilidades. La elección está casi definida. La popularidad del presidente, tiene un blindaje impenetrable.

El peligro está en que logren la mayoría absoluta. No lo permita, dese cuenta de la prioridad.

El objetivo de la democracia es controlar el abuso del poder. Es impedir, que quien lo ejerce, no abuse de los ciudadanos. Sólo los contrapesos, lo impedirán.


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