Resulta muy interesante conocer y enterarse a través de los de los testimonios escritos y gráficos, cómo es que se va dando el crecimiento y la transformación de las ciudades al paso del tiempo.

Es claro que en la mayor parte del siglo pasado y hacia atrás en el tiempo, el proceso de los cambios llevaba un ritmo mucho más lento que en la actualidad y siendo muy objetivos, a las comunidades de entonces no les corría mayor prisa que la que permitían las propias circunstancias.

Junto con los cambios y el referido crecimiento, se han venido estableciendo y definiendo zonas o lugares específicos que requieren, por su importancia arquitectónica, histórica y cultural, ser preservados a tal grado de convertirse en patrimonio de la humanidad. Sin embargo, también se presenta el reto de que muchos de esos y otros lugares y espacios, mantengan un uso o un propósito determinado para evitar el ineludible deterioro que sufren por el abandono. Hoy día y a partir del último trecho del siglo XX, las circunstancias son diferentes y las ciudades crecen a un ritmo mucho más acelerado y veloz, con el riesgo implícito de perder gran parte de las características que le han acompañado al inexorable paso del tiempo.

Pienso que la modernidad es también reflejo del testimonio actual de una cultura colectiva, la cual siempre mantiene un ritmo claro de evolución y cambio. Lo que no debe cambiar, como una opinión, es la búsqueda de mantener la armonía y la sustentabilidad en el entorno urbano, de tal suerte que prevalezca la belleza aún en los límites de la creatividad y el diseño, como les comparto en esta fotografía de una imagen urbana, que pudo ser tomada en cualquier ciudad y en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

Twitter: @GerardoProal

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