“Historia es, desde luego exactamente lo que se escribió, pero ignoramos si es lo que sucedió”. Enrique Jardiel Poncela

Crecí en el seno de una familia mitad revolucionaria y mitad porfirista. De ambas partes, aprendí con el ejemplo, que tenemos el deber de levantarnos día con día para trabajar por alcanzar nuestros sueños y perseguir los ideales que nos permitan forjar mejores condiciones de vida para los que vengan.

Por un lado, escuché las proezas de un bisabuelo que tuvo la oportunidad de crecer y mejorar su condición gracias al movimiento armado de 1910, quien hijo de una madre obrera, se superó y generó para sus descendientes la posibilidad de acceder a una mejor educación, al haber tomado la decisión a los 12 años de unirse a la bola para luchar contra la injusticia y la desigualdad existentes en su entorno.

Asimismo, conocí las historias de otros bisabuelos quienes, por la revolución, vieron alterado su status quo, ya que este movimiento afectó sus posesiones, teniendo la necesidad de empezar desde cero después de ser saqueados. De igual manera, desciendo de quienes tuvieron que huir de su ciudad antes de que amaneciera, dejando atrás su vida, so pena de ser fusilados a manos de Pancho Villa como consecuencia de sus tendencias ideológicas,y por el solo delito de ser propietarios de una mina de plata.

Así pues, crecí escuchando opiniones contrarias sobre los infortunios causados al país por quien, gracias a su obstinación por el poder y el maltrato a los más vulnerables, generó un gran descontento social. También conocí que, gracias a él, nuestro país tuvo un desarrollo notable y reconocido a nivel internacional, mediante el cual generó desarrollo para todos los sectores de la población.

La verdad es que la historia contada por unos y otros aumentaba mi curiosidad para conocer más acerca de Porfirio Díaz, lo que me motivó a leer a diferentes historiadores, tanto nacionales como extranjeros, quienes a través de su obra han esbozado un personaje más real, con sus defectos y virtudes, así como con sus aciertos y sus errores.

Como resultado, corroboro en primer lugar que la historia oficial con la que los gobiernos posrevolucionarios han pretendido alimentarnos, no ha sido más que una parte sesgada de la realidad que se vivía durante el porfiriato. A través de la historia escrita por los detractaros de Díaz, se le catapulta como un villano que causó mucho daño al país.

Lo que omite la historia oficial es que, don Porfirio Díaz ha sido uno de los gobernantes más importantes de México, quien a pesar del retraso que nuestro país venía arrastrando desde antes de su gobierno, logró un crecimiento importantísimo en materia de agricultura comercial, establecimiento de industria, explotación de minería, atracción de inversión extranjera, tanto estadounidense como europea, generación de mejores comunicaciones, destacando la red telegráfica y las vías férreas, creó nuevos puertos para tráfico de altura, cubrió la deuda externa y catapultó financieramente a México ante el exterior, sin dejar de observar el gran crecimiento cultural y de infraestructura durante su gestión, por mencionar apenas algunos de sus logros.

El pasado 2 de julio se cumplieron 100 años de su muerte. Sus restos aún descansan en el cementerio parisino de Montparnasse. Creo que México puede empezar a saldar la deuda histórica que tiene con él, reconociendo su gestión y sus logros, regresando sus restos con honores al país que lo vio nacer.

Abogado y catedrático de laUniversidad Anáhuac. @gmontesd

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