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Los esquites, cuyo nombre proviene del náhuatl izquitl —“maíz tostado”—, han sido por siglos un antojito mexicano indispensable en plazas, esquinas y ferias. Sin embargo, en el Pueblo Mágico de Bernal, Querétaro, esta receta típica ha evolucionado hasta convertirse en una experiencia culinaria sin igual.
Entre calles empedradas, aroma a pan de queso recién horneado y el imponente fondo de la Peña, se esconde una joya gastronómica que ha dado de qué hablar: los esquites de sabores exóticos que conquistan paladares tanto locales como internacionales.

Un platillo, muchas posibilidades
Aunque el pueblo ha adoptado este platillo como su botana por excelencia, y existen un buen número de puntos de venta para adquirirlos, hay un negocio que destaca por su sazón familiar y sus variedades; La Güera 2. Este emblemático negocio se ubica a unos pasos del Museo de la Máscara y es liderado por Reyna. Una mujer que comenzó este proyecto, hace más de 20 años. Lo que empezó como una solución para no desperdiciar elotes, hoy es una parada obligatoria para quienes visitan Bernal.
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Con ayuda de su esposo Juan Carlos, Reyna ha creado una carta de esquites que rompe con lo convencional. Aquí, el maíz se transforma en algo sorprendente.

Sabores que despiertan la curiosidad y el apetito
Entre las combinaciones más llamativas se encuentran:
- Guayaba: con aroma a ponche y sabor dulce, ideal con chile y limón.
- Tuétano: untuoso, profundo y perfecto para paladares aventureros.
- Mole verde con costilla: una explosión de tradición y sazón.
- Chapulines: con textura crujiente y sabor intenso.
- Camarones a la diabla: picante y marino, para los que buscan emoción.
- Patita de pollo con molleja: un giro completamente inesperado y popular entre los conocedores.
- Champiñones con huitlacoche: para los amantes de los hongos y sabores terrosos.
Y aunque no todos los sabores están disponibles todo el año, siempre hay más de una opción creativa lista para sorprender.
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Preparación artesanal, sabor inigualable
Cada esquite es cocinado a fuego lento, muchas veces con leña, lo que les otorga un sabor ahumado característico. El proceso comienza desde temprano: desgranar los elotes, cocerlos con epazote y chile serrano y luego darles ese toque único con ingredientes frescos y recetas propias.
Reyna asegura que el ingrediente secreto es el amor con el que los prepara. “Si uno está enojado, salen picosos”, bromea, mientras remueve una olla humeante llena de esquites.

Más que comida callejera: Una experiencia cultural
Probar estos esquites es, en cierto modo, conectarse con el espíritu del lugar. Bernal no solo es famoso por la Peña —el tercer monolito más grande del mundo—, sino también por su oferta gastronómica llena de identidad: barbacoa de borrego, gorditas martajadas, nieve de guamiche, dulces de leche y ahora, unos esquites que se han ganado su lugar entre los grandes atractivos del pueblo.
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¿Dónde encontrarlos?
Puedes disfrutar estos exquisitos esquites:
- En el puesto de “La Güera 2”, frente al Museo de la Máscara, sobre Calle Independencia.
- En el puesto frente al OXXO, sobre Avenida a la Peña, donde Yuli y Lupita también ofrecen más de 27 sabores con presentaciones en cazuelitas de barro y combinaciones al gusto.
Ambos lugares son fácilmente accesibles para quienes vienen bajando de la Peña o recorren el centro histórico del pueblo.

Bernal: entre gastronomía, historia y misticismo
Visitar Bernal es vivir una experiencia completa. Ya sea durante el equinoccio de primavera, las fiestas de la Santa Cruz o un fin de semana cualquiera, este Pueblo Mágico te invita a disfrutar su energía ancestral, su ruta del arte, queso y vino, y sus sabores más atrevidos.
La próxima vez que escuches hablar de esquites, recuerda que en Bernal existen versiones que van más allá del epazote y el limón. Aquí, el maíz se reinventa, se sazona con historia, y se sirve con una sonrisa.