Las mujeres suelen ser meticulosas y cuidadosas en el cuidado personal, por ello cuando saben que tendrán un encuentro sexual se preparan de manera especial, ya sea depilándose, maquillándose, usando cremas aromáticas, comprando lencería coqueta y hasta lavando las sábanas.

Pero los cuidados no terminan con el momento de pasión, sino que se extienden aun después del encuentro sexual, ya que suelen ir al baño y evaluar muchos otros factores, sin que se atrevan siquiera a confesárselo a la pareja. Las acciones que llevan a cabo son:

Ver la hora: No es que quieran contar los minutos, pero la mujer siempre está al tanto del tiempo. Y la verdad es que suelen sentir como si pasara más tiempo de lo normal, así que checarán la hora, por si algo se ofrece.

Revisar el condón: Aunque ellas también se cuiden, el tiempo post se convierte en un momento de comodidad y confianza si saben que hubo una protección extra efectiva. Y no hay mejor forma de garantizarlo que cerciorándose que el condón haya funcionado.

Tomar agua: No es que haya sido un entrenamiento de cardio, pero entre la actividad y la agitación, suelen terminar con la garganta reseca.

Evitar la zona pegajosa: Acurrucarse con la pareja es maravilloso, pero también requiere su logística, porque una parte de la cama seguramente estará sucia por los fluidos, señal de que hicieron bien las cosas, pero recostarse sobre ellos no es lo más agradable del mundo.

Debatir entre lavar las sábanas o no: Pueden arrancarlas, meterlas a la lavadora y luego tenderlas, pero es más sencillo colocar una toalla sobre la mancha. Sin embargo, esto jamás las dejará tranquilas y seguirán pensando en ello hasta llegar a una solución.

Buscar ropa: No es que no sientan pena, sino que la temporada es fría o simplemente se sienten vulnerables estando al desnudo.

Un momento en el baño: No sólo para hacer pipí, sino también para asegurarse que todo está bien ahí abajo. Después de todo, la vagina hizo su trabajo y requiere de cuidados personales.

arq

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