En el semidesierto del centro de México, entre matorrales y cerros cálidos, crece una de las joyas más singulares de la gastronomía local: el garambullo. Este fruto diminuto, proveniente del cactus Myrtillocactus geometrizans, destaca por su color púrpura intenso y su sabor dulce ligeramente ácido.

En Querétaro, su llegada anuncia una temporada breve, pero muy esperada en mercados y cocinas tradicionales por su sabor único con el que se pueden preparar diferentes delicias.

Foto: Monaco Nature Encyclopedia.
Foto: Monaco Nature Encyclopedia.

Un cactus monumental con un tesoro culinario

Aunque el fruto mide apenas un par de centímetros, la planta que lo produce puede alcanzar más de 10 metros, formando una estructura imponente en el paisaje árido.

Entre marzo y mayo, sus flores blancas atraen a abejas y abejorros encargados de su polinización. Estas flores también tienen uso culinario: se disfrutan en quesadillas, gorditas y dulces cristalizados.

Foto: Pinshi Millennial.
Foto: Pinshi Millennial.

La temporada del garambullo: un lujo efímero

Entre julio y septiembre, los cerros queretanos se llenan de pequeñas bayas moradas. Su recolección sigue siendo manual, fruto por fruto, una labor paciente que explica su valor en los mercados locales. Su vida post-cosecha es corta: a temperatura ambiente comienza a fermentar en poco tiempo, por lo que adquirirlo fresco en temporada es casi un ritual gastronómico.

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Foto: Pinshi Millennial.
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El garambullo en la cocina queretana

Su sabor y color lo convierten en un ingrediente estrella para una variedad de productos tradicionales y contemporáneos. Cada uno conserva la esencia vibrante del fruto:

Nieve de garambullo

Refrescante, ligeramente ácida y de color morado brillante. Se prepara con pulpa fresca y conserva la textura suave del fruto, ideal para los días calurosos del semidesierto.

Foto: Pinshi Millennial.
Foto: Pinshi Millennial.

Helado de garambullo

Más cremoso que la , con notas dulces más intensas. La pulpa aporta un color púrpura natural que destaca sin necesidad de aditivos.

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Mermelada de garambullo

Espesa, aromática y con un equilibrio natural entre dulzor y acidez. Se usa para acompañar en panes, quesos y repostería artesanal.

Ate de garambullo

Denso y firme, elaborado a base de pulpa concentrada. Su sabor profundo lo convierte en un protagonista ideal en charolas de postres tradicionales.

Foto: Pinshi Millennial.
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Aguas frescas

De color violeta intenso y sabor suave, es una de las formas más populares de consumir el fruto durante la temporada.

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Dulces artesanales

Incluyen confituras, caramelizados y coberturas de deshidratado. Conservan la esencia del fruto en un formato portátil y de mayor duración.

Bebidas fermentadas tradicionales

El garambullo produce una bebida ligeramente alcohólica, de tradición ancestral, que aprovecha su tendencia natural a fermentar.

Foto: Pinshi Millennial.
Foto: Pinshi Millennial.

Pasas de garambullo

Fruto deshidratado con sabor concentrado. Su textura suave permite utilizarlas en panadería, repostería o como snack natural.

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Colorante natural

Gracias a sus betalaínas estables y vibrantes, se usa para dar color a alimentos y productos cosméticos.

Foto: Especial.
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Un pequeño gigante nutritivo

El garambullo es rico en vitamina C, fibra, minerales y compuestos antioxidantes. Sus betalaínas y polifenoles tienen una capacidad antioxidante superior a la de frutos como la mora azul y los arándanos. Estudios señalan que los frutos recolectados en Querétaro poseen mayor contenido proteico que los de otros estados, lo que acentúa su valor local.

Foto: Pinshi Millennial.
Foto: Pinshi Millennial.

Tecnología y tradición: un impulso necesario

Instituciones como el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias () han desarrollado alternativas para extender la vida útil del fruto, principalmente mediante la deshidratación.

Este proceso permite la producción de pasas, ates y mermeladas con mayor vida de anaquel. En comunidades como El Garabatillo, este conocimiento ha detonado iniciativas productivas lideradas por mujeres, quienes transforman el fruto en productos artesanales de alto valor.

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Foto: Facebook Lobo Verde.
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Sustentabilidad: una tarea pendiente

Aunque no está en peligro de extinción, el garambullo enfrenta amenazas indirectas: el crecimiento urbano, la pérdida de hábitat y la disminución del conocimiento tradicional. Su protección requiere estrategias de manejo sustentable y una mayor valoración de su papel ecológico y cultural.

Foto: Facebook Lobo Verde.
Foto: Facebook Lobo Verde.

Querétaro y el garambullo: un vínculo que sigue creciendo

Cada temporada, este fruto silvestre vuelve a recordarnos la riqueza vegetal del . En Querétaro, el garambullo no sólo alimenta, sino que inspira recetas, impulsa economías locales y despierta la curiosidad de quienes lo descubren por primera vez.

La próxima vez que visites un mercado queretano durante el verano, permite que el color púrpura del garambullo te guíe a una experiencia gastronómica que vale la pena probar y preservar.

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