Dejaremos a nuestros personajes entrañables del Golfo un momento, hoy quiero compartir en forma de homenaje a todos aquellos que laboran en el sector salud y realizan su trabajo con integridad, un texto escrito por la enfermera Esther Casados Rosas, en el que nos habla sobre la vocación de pertenecer a los verdaderos héroes de la salud. Gracias por todo lo que hacen, entendemos que reciben órdenes, entendemos que para nuestro gobierno no es la primera opción la salud de sus habitantes, pero para ustedes sí. Gracias.

>>En el quehacer profesional de las enfermeras y los enfermeros, con frecuencia olvidamos el trato que debemos proporcionar al paciente como ser humano, muchas veces ni siquiera nos presentamos con él. Por eso, no hay que olvidar el bello legado que nos dejó Florence Nightingale, primera enfermera británica: “La enfermería es un arte y si se pretende que sea un arte una devoción tan exclusiva, una preparación tan dura, como el trabajo de un pintor o de un escultor, pero ¿cómo puede compararse la tela muerta o el frío mármol con el tener que trabajar con el cuerpo vivo, el templo del espíritu de Dios? Es una de las Bellas Artes, casi diría, la más bella de las Bellas Artes”.

Con frecuencia escucho el mal trato que se les da a los pacientes, siento que hay que ser humildes y dar siempre lo mejor. La profesión de enfermería se estudia por vocación y no debemos estudiar sólo porque nuestros padres eligieron ser enfermeros, no hay que dejarnos guiar por la remuneración económica o porque en el área de la salud siempre hay trabajo, porque si hay algo que es una constante, es la enfermedad. Hay que dar lo mejor sin esperar nada a cambio, conversar aunque sea un momento con el paciente, porque ese minuto puede cambiar su ánimo y el ánimo repercute directamente en su salud, hay que sonreír y transmitir serenidad y seguridad.

El humanismo debe desarrollarse en primer lugar dentro del individuo. Es más, me asiste el convencimiento de que el amor, los valores y la humildad son los fundamentos básicos del mismo. Solo cuando esos sentimientos germinan en el interior del individuo, este o esta son capaces de crear una atmósfera de armonía y satisfacción. Esta atmósfera puede ser ampliada y difundida del individuo a la familia, de la familia a la comunidad y finalmente el mundo entero.

La vida está llena de matices, ¿cómo enfrentar los momentos de estrés en el quehacer profesional de las enfermeras y enfermeros? Día a día se viven momentos difíciles porque, en ocasiones, el paciente llega en estado crítico o en fase terminal y no está en sus manos que se restablezca inmediatamente la salud y esperar a que pasen las fases más complicadas, pero no imposibles. A mí me nace fomentar hacer todo lo posible para que ese ser humano recupere la salud, porque sin salud ¿qué somos?

Cada mañana, cuando despiertas, tienes ante ti otras 24 horas para vivir ¡Qué don tan precioso! Podemos vivirlas de modo que esas 24 horas nos proporcionen paz, alegría y felicidad tanto a nosotros como a los demás.

El humanismo está presente aquí y ahora, en nosotros y en todo lo que hacemos o vemos. No necesitamos viajar a países lejanos para disfrutar el cielo azul, no necesitamos marcharnos de nuestra ciudad para que la mirada de una preciosa criatura nos alegre la vida. Hasta el aire que respiramos puede ser una fuente de felicidad, ¡cuántos no pueden hacerlo de manera natural!

Somos muy buenos preparándonos para vivir, pero no tanto viviendo.

Nuestra tarea es darnos cuenta y aceptar que las cosas no son perfectas. Los seres humanos nos equivocamos. Ante todo hay que ser humildes con todos, sin distinguir o discriminar. Para mí, ser humilde significa entender y comprender que no todo lo que pasa en la vida tiene que ver con nosotros, que no todo éxito tienen con un solo acierto y lo mismo pasa con los fracasos. No todo se refiere a nosotros, eso es humildad. Y la enfermería está profundamente conectada con esta característica: “Hay que hacer el bien, sin mirar a quién”, solo aquellos que tengan esta vocación humanitaria y no monetaria, podrán entender y sentir a lo que me refiero.

Ante todo, debemos de cumplir el objetivo de sanar al paciente para que pueda reintegrarse a la sociedad. Para que este pueda desarrollarse de manera positiva.

La salud pareciera ser algo seguro en nuestras vidas, algo con lo que contamos, no vislumbramos su fragilidad y no valoramos su esplendor, hasta que no la tenemos más, entonces reculamos y nos reprochamos no haber hecho más, no haber comido más, no haber abrazado o besado más, como los tiempos que vivimos hoy, ¿cómo es posible que un ser tan pequeño, invisible a nuestros ojos nos haga temblar de miedo? Un ser que provoca el enclaustramiento de las masas, un microorganismo que se ha adaptado a las características del medio para sobrevivir: evolución.

Es un periodo de evolución para nosotros, para todos los ámbitos: el sector salud se adapta a las condiciones para descartar casos que no posean síntomas de coronavirus, a pesar de lo que nosotros mismos pensamos y sabemos que es lo adecuado, debemos seguir protocolos establecidos. Estamos conscientes que no hay pruebas suficientes, que la organización de nuestra institución con respecto a esta pandemia no es la más eficiente. Hacemos lo que está en nuestras manos para brindar la mejor atención con los recursos que se tienen.

La salud mental hoy se torna vulnerable, me alegra saber que muchos profesionistas (psicólogos y psiquiatras) se han adaptado a la situación y ofrecen sus servicios vía telefónica o por videollamada, sabemos que nada se asemeja al contacto humano, pero la tecnología hoy por hoy, está de nuestro lado. Seamos sabios al utilizarla, es una herramienta que nos permite estar en contacto y que rompe de alguna manera la distancia.

Como vemos, la salud no significa simplemente ausencia de afecciones o enfermedades sino que constituye el completo estado de bienestar físico, psíquico y social.

La compasión, la bondad, la empatía, la atención, el amor son cualidades propias de nuestra profesión. La enfermería es humanismo. La enfermería es esperanza. La enfermería es pasión. La enfermería es el arte milenario del cuidado.

El tiempo pasa lento cuando se cuentan las horas, a mí me funciona leer. El primer libro que leí me lo regaló mi hermana Teresa, El principito. Y quedó me quedó marcada la frase: “El amor verdadero empieza cuando no se espera nada a cambio”. Yo creo que por eso decidí ser enfermera, porque creo en el amor incondicional>>.

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