Edgar Luna continúa con su objetivo de acercar a todo mundo, principalmente niños y jóvenes, a las maravillas que se pueden hacer  con los conocimientos de la química, pero desde una forma creativa.

Aprenden de química con creatividad
Aprenden de química con creatividad

A través del programa ‘Comunidades y Barrios’ de la Secretaría de Cultura del Estado de Querétaro, Edgar impartió el taller “Química Recreativa”, en la comunidad de San Miguel Tlaxcaltepec, en el municipio de Amealco.

Con apoyo del Comité Comunitario de la Feria del Maíz y del Centro Cultural Comunitario de la localidad, el fotógrafo y docente compartió las características y propiedades de sustancias que comúnmente se tienen en casa, como bicarbonato de sodio, jabón, vinagre y agua.

Los participantes pudieron observar como la mezcla de algunos componentes provoca cambios de colores, así como la generación de vapores y burbujas, aprendizaje que aplicaron en la construcción de un “cohete”, utilizando una botella de pet vacía, un corcho, palitos y cinta adhesiva para hacer su base.

Los talleres de “Química Recreativa” y de “Fotografía” han llegado a las comunidades de Joyas de Bucareli, municipio de San Joaquín; Joyas de Maconi, en Cadereyta; San Nicolás, en Tequisquiapan; en el Centro de Arte Emergente, en el municipio de Querétaro, y en San Miguel Tlaxcaltepex, en Amealco de Bonfil.

Edgar Luna es fotógrafo y artista visual, ha desarrollado su práctica profesional entre la creación multidisciplinaria y la docencia. En  2014 realizó su primera exposición individual “Instante-transeúnte”, en el Museo de la Ciudad de Querétaro. Ha participado en diversas exposiciones colectivas entre las que destacan: “Who Killed Bambi?” en la Galería Libertad, en 2018.

Coordinó la publicación “Entre calles, manifestaciones de cultura urbana durante los años 2018-2019”. Su proyecto “La peluquería: un eco del pasado”, fue beneficiario de la beca PECDA Querétaro 2017, y derivó en la exposición “Cartografías del epitelio”. En 2020 realizó el fanzine “Las Islas tienen Memoria”.

Al iniciar la pandemia, Edgar Luna empezó a trabajar en un nuevo proyecto de taller, con el objetivo de incrementar el interés por la química. Así comenzó el proyecto del Jardín químico, un experimento que, a decir de Edgar, no es nada nuevo, pero siempre resulta atractivo para las nuevas generaciones.

Y es que para Edgar no son extraños los conocimientos de química, porque su padre es químico metalúrgico. Y la fotografía análoga y la química, dice, no están alejadas, es por eso que inició este taller que comenzó de manera virtual durante la pandemia y que en marzo de este año realizó su primera sesión de forma presencial, con alumnos de la carrera de ingeniería en materiales del Instituto Tecnológico de Querétaro.

Al proyecto de acercamiento a la química, dirigido por Luna, también se le suma la experimentación con la impresión en la técnica de cianotipia y un indicador de PH casero con la col morada, una forma de reconocer que la química está más cerca de la vida común.

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