A Sara Hoch la conocen como La Gringa que convenció al actor español, Antonio Banderas, y a su esposa, la estadounidense Melanie Griffith, de que comprara casa de descanso en San Miguel de Allende, Guanajuato. Fue ella quien trajo al cineasta de culto, el estadounidense Tim Burton, a conocer a las momias de Guanajuato. “Andaba (Burton) por todos lados con su máscara de El Santo, según él para que nadie los reconociera, pero como era el único con máscara de luchador todos lo reconocían, y además no era de El Santo, era de Blue Demon, pero nunca se enteró”.

También convenció al famoso fotógrafo estadounidense Spencer Tunick para radicar en la pequeña localidad guanajuatense. Gracias a “La Gringa”, grandes cineastas del mundo, como Peter Greenaway, han podido conocer y disfrutar del Bajío.

En Guanajuato, por ejemplo, Greenaway presentó Lo que el inglés su propuesta de cine más allá del cine, es decir, un espectáculo cinematográfico que no cuenta una historia, se proyecta en cualquier superficie, con música en vivo y es efímero. Fue lo más excéntrico y avanzado que se ha visto en el país en materia de cine.

Cuenta Hoch, que el director de Pelotón, el estadounidense Oliver Stone, tenía tantas ganas de venir a México, que él pagó los boletos de avión para su familia. “Le dijimos: somos pobres, y como no nos alcanzaba para darle ticket de primera en el avión, él puso sus millas gratis”.

Sara Hoch tiene dos hijos y ha pasado su vida entre San Miguel de Allende, donde radica, y Kansas City, Estados Unidos, donde hizo todos sus estudios. Fundó la primera comisión de filmaciones de Guanajuato y hace 16 años realizó el primer festival de cine en la localidad, Expresión en Corto, dedicado a promover cortometrajes de estudiantes de cine de todo el Bajío. Ahora es directora del Festival Internacional de Cine de Guanajuato, uno de los más importantes del país.

De niña, Hoch estaba enamorada de la música clásica, de hecho toca varios instrumentos, entre ellos piano, flauta y batería. Un día, y gracias a su belleza deslumbrante, la invitaron para aparecer en una película “pero no les voy a decir cuál, porque me da pena”, dijo.

Pero la actuación no le llamó la atención. “Me la pasé detrás de cámaras, ayudando en la producción, cuando terminaron la película me llamaron para trabajar en una productora”, contó. Pero no todo ha sido color de rosa para “La Gringa” del cine en el Bajío. Hace un año, el festival de cine no se presentó en San Miguel de Allende, “principalmente por problemas de infraestructura”, pero también por conflictos con las autoridades. También fue un escándalo cuando salió de la Comisión de Filmaciones de Guanajuato, acusada de malgastar dinero.

Por eso ahora, presume La Gringa, “el Festival es un proyecto internacional que se organiza con recursos públicos y privados; nos respetan porque sí entregamos cuentas”.

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