Las calles del centro histórico y los distintos municipios rescatan las celebraciones de la vida y muerte de Cristo.

En el Centro Histórico de Querétaro se realiza una de las representaciones más vivas e imponentes del estado. La semana Santa comienza el domingo de Ramos, el Templo de la Cruz se llena de palmas que buscan ser bendecidas. Sus iglesias y templos reciben a miles de fieles.

El viernes por la noche las calles del centro son invadidas por un silencio absoluto que se rompe con el sonar de las cadenas que arrastra la Procesión del Silencio, una de las representaciones más reconocidas.

En el municipio de El Marqués desde 1888 se realiza una representación de la vida, pasión y muerte de Jesús.

La localidad de la Cañada trabaja durante meses en una representación sencilla pero con dedicación enorme por parte de los actores. Desde sus inicios, fue, y continúa siendo, una oportunidad de reunirse con la familia. Muchos de los asistentes aprovechan su visita para realizar un día de campo en las huertas o a la orilla del río.

En la localidad de Chichimequillas se reúnen para festejar la Pasión y Muerte de Cristo en distintas celebraciones. Se realiza una representación del Vía crucis, en donde los habitantes recorren el lugar mientras un grupo de actores hacen su representación.

El jueves santo en Cadereyta, en el Templo de Nuestra Señora de Belén se realiza una procesión de Cristos que son llevados desde las iglesias, e incluso, los habitantes salen a las calles con sus propias imágenes, esta peculiar procesión es acompañado por música a cargo de banda de viento, así como el copal o incienso quemado.

En San Juan del Río, el mismo jueves Santo la tradición imperdible es la Visita de los Siete Altares.

El Viernes Santo en cualquiera de las cabeceras municipales se realizan dramatizaciones del Viacrucis cada municipio, le imprime su particular toque, al finalizar se da paso a la Procesión del Silencio.

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