“Ellas son las Cenicientas de nuestros tiempos, que dan el mensaje de que cualquier mujer puede casarse con un príncipe”, explica Laura Pérez Cisneros, especialista en temas internacionales y casas reales, ahora que se realizó una de las bodas más esperadas de los últimos años, la del príncipe Enrique y Meghan Markle, actriz y, para fines monárquicos, una plebeya.

La experta explicó que este suceso en el pasado no hubiera sido posible. Tan sólo se tiene que recordar el caso de Eduardo VIII, tío de Isabel II, quien tuvo que abdicar a favor de su hermano Alberto al no querer renunciar al amor de Wallis Simpson, una mujer estadounidense y divorciada, igual que Meghan Markle, quien además es afroamericana.

“Las monarquías se han tenido que adecuar al momento que vivimos, ya no hay tanta realeza pura, por decirlo de algún modo, inclusive han tenido que adecuar su Constitución para salvar ciertas situaciones. Por ejemplo, la princesa Charlotte no perdió su lugar en la sucesión al trono por haber nacido su hermano el príncipe Louis, porque las mujeres tienen ahora un papel importante”.

Pero el hecho de que los consortes no provengan de linaje real o aristocrático pierde cierta importancia al final, porque su descendencia termina teniendo sangre real y hasta son herederos al trono, como es el caso de la princesa Amalia que es la primera en la sucesión de Países Bajos, aún cuando su madre la Reina Máxima es argentina y plebeya.

“Esto le da mayor apertura y riqueza a las monarquías, porque ellas dan ese toque chic y es interesante ver cómo estas mujeres se transforman. Kate Middleton pasó de ser una niña bien a tener un porte real; otra muestra Letizia Ortiz, una de las mujeres que marca tendencia en cuanto a moda”.

Una de las cosas que los nuevos royals han tenido que aprender a mediar es su cercanía con el pueblo pero sin perder la distancia que los mantiene dentro del círculo real. Diana de Gales fue la primera en dominar esta característica.

“Es la magia de la realeza y eso hace que millones de personas sigan la vida de estos personajes”, señala la especialista.

Divorcios, familiares incómodos e incluso un pasado políticamente incorrecto son alguno de los escándalos que han seguido a Máxima Zorreguieta, Letizia Ortiz, Mette-Marit Tjessem Høiby o Sofia Kristina Hellqvist antes de convertirse en soberanas o princesas.

Pérez Cisneros señala que a diferencia de los príncipes y princesas herederos al trono, la vida de los siguientes sucesores no es tan pegada al protocolo.

“Al final son personas pero les tocó jugar un papel que es ser royal. Meghan y Harry le darán chispa a la monarquía británica”.

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