Desde mayo de 1988 la familia Mendoza se ha dedicado al mundo de los centros botaneros, su historia comenzó con El besugo —ubicado entre avenida Constituyentes y Ezequiel Montes— con la idea de una cantina taurina.

Remontando muchos años atrás, Guadalupe estuvo desde muy joven laborando el ámbito gastronómico en diversos hoteles de la ciudad y restaurantes; su último empleo fue en Fundadores del Campestre en el área de cocina, ya que después de ahí surgió la oportunidad de crear El besugo.

Durante 20 años este lugar se mantuvo en pie siendo el escenario de historias incontables, así como testigo de la presencia de políticos, además de destacados artistas y deportistas como el luchador André El Gigante, cuando aún peleaba.

Eduardo y Francisco Mendoza, hijos de Guadalupe, poco a poco se vieron inmersos en el negocio familiar apoyando en todos los sentidos. Sin embargo, por causas ajenas El besugo cerró sus puertas y la familia continuó su camino en La selva taurina de Avenida Universidad.

Debido a que hay un amplio número de Selvas Taurinas, los comensales comenzaron a apodar a esta sucursal como La selva del capi, ya que don Guadalupe durante mucho tiempo se desempeñó como capitán de meseros.

En aquel entonces a unos años de administración surgió nuevamente la oportunidad para que la familia fundara su propio negocio, por ello en el 2011 La selva del capi —ubicada en Avenida Constituyentes con el número 124— abrió sus puertas al público rescatando el concepto original de El besugo.

En la actualidad, Eduardo y Francisco trabajan diariamente el centro botanero impulsando el legado de El capi.

Este sitio cuenta con una gran cantidad de cuadros regalados por los mismos comensales a través de los años con temas taurinos, así como de la ciudad de Querétaro.

“Desde hace casi 30 años que la familia tiene el concepto cantinero, hemos servido la misma botana, con la misma calidad tanto en la comida como en el servicio, por eso tenemos clientes que nos han seguido desde El besugo hasta la fecha”, comentó Francisco Mendoza

La selva del capi es caracterizada por su jueves pozolero y, por su puesto, por el tradicional viernes de chamorro. Además los clientes conocedores reconocen el sabor de una verdadera michelada natural y de una clásica sangría cantinera.

“Siempre le digo a mi equipo de trabajo que en muchos lugares hay clientes y algunos amigos, aquí tenemos amigos y algunos clientes; hay gente que vemos casi diario con la que convivimos como grandes amigos”, expresó Eduardo Mendoza

La taberna, sin duda, es el lugar idóneo para pasar un momento agradable y lejos del estrés. Aquí puedes disfrutar desde una chelada en la terraza o entrar y reírte con tus amigos con las divertidas frases escritas en las paredes como “No alimentar a los meseros” o “Llena la copa vacía, vacía la copa llena”.

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