Artesanas indígenas que ofrecen sus productos en el primer cuadro de la ciudad se manifestaron ayer, luego de ser retiradas de las calles, por la contingencia sanitaria causado por el Covid-19.

“Si no nos mata el coronavirus nos mata el hambre”, dijo Angélica Ruiz, artesana indígena que fue, junto con 150 vendedores, conminada por las autoridades a retirarse por la contingencia sanitaria, pero sin apoyos y sin un sustento.

Las autoridades han cerrado parques y jardines, disminuyendo las actividades económicas en el primer cuadro de la ciudad.

La artesana señaló que las autoridades locales les ordenaron retirarse, pero ella, al igual que sus compañeras, viven de las ventas diarias de sus muñecas o otras artesanías: “Los que estábamos aquí éramos como 150. Muchos se fueron a sus casas porque tenían mucha hambre”, indicó.

Precisó que desde el martes, cuando pasó personal de Inspección Municipal, fueron informados que deberían de detener sus actividades comerciales, porque el gobierno municipal lo y que ya estaban dando apoyos a las familias.

“Nos dijeron: ‘Ya no vendan, vayan por los apoyos a Centro Cívico. Allá los van a atender, para que no se expongan [al Covid-19]’. Pero cuando llegamos a Centro Cívico nos cerraron las puertas”, apuntó.

Precisó que de las oficinas salía mucha gente con despensas, pero a ellos les dijeron que no había, pues les dijeron que lo que sacaban eran papeles, aunque las cajas estaban selladas.

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