Paseo de la Reforma, una de las avenidas más populares de la Ciudad de México, estuvo de gala este sábado al recibir a miles de personas con los siete colores del arcoíris.

Desde antes del mediodía comenzaron a llegar niños, jóvenes y adultos. Algunos arribaron solos, otros con amigos o familiares y unos cuantos con sus mascotas, pero todos portaban, de alguna u otra forma, el símbolo del orgullo: la bandera del arcoíris.

Quienes salían de las calles aledañas fueron recibidos con un espectáculo musical al pie de la columna del Ángel de la Independencia y otros tantos ya comenzaban a alzar sus carteles: “Hemos avanzado, pero todavía falta mucho por hacer”.

Esa era la consigna de Jorge Valle, parte del contingente que viajó desde Querétaro para unirse por primera vez a este movimiento de lucha, resistencia y fiesta por la edición 39 de la Marcha del Orgullo LGBTTTI de la Ciudad de México.

Señaló que parte del colectivo permanece invisible porque persiste intolerancia y desigualdad en la sociedad. “El principal obstáculo ha sido la falta de información, de ahí que la homofobia siga presente”, opinó.

Muy emocionada, minutos antes de comenzar el recorrido con carros alegóricos, una joven subió a los hombros de su amigo para gritar: “Amor es amor; todos debemos tener los mismos derechos”.

Mientras tanto, sobre el templete, Alhelí Ordoñez, abogada y activista, dio un pronunciamiento a nombre del colectivo lésbico-gay y llamó a hacer memoria de quienes han pisado Paseo de la Reforma y luchado por sus derechos.

Pidió tomar esta avenida para celebrar “que estamos vivos y que nuestro movimiento llegó para quedarse, y avancemos con un paso firme hacia delante y por nuestros derechos”.

Convocó a recorrer las calles para invitar a aquellos que no lo han hecho por un miedo legítimo y “decirles: no están solos y el movimiento es más fuerte”.

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