Martín Martínez Ríos fue migrante y sabe lo difícil que es cruzar fronteras en busca de una mejor calidad de vida. Tres años en Estados Unidos —país que recorrió casi por completo— en la década de los 80, fue el tiempo necesario para que a su regreso a México, a su lugar de origen, el municipio queretano de Tequisquiapan, instituyera lo que ahora se conoce como la Estancia del Migrante González y Martínez A.C., con la que ayuda a los migrantes centroamericanos que pasan por la antigua Estación Bernal de la red ferroviaria nacional.

Martín lleva 16 años con esta labor que nació el 15 de julio de 2000, en conjunto con su esposa e hija, tiempo en el que ha constatado cambios en la forma de migrar, también ha reconocido que los motivos para que centroamericanos y sudamericanos busquen recorrer miles de kilómetros con la intención de llegar a Estados Unidos.

“Cada año nos hemos dado cuenta que cambia su estilo de migrar por el exceso de violencia en el país, por lo que ahora el flujo de migrantes es de noche y ya no son grupos grandes como los que se movían antes, ahora son grupos muy reducidos pero muy frecuentes, de 70, 50 o 100 personas que buscan llegar al país vecino.

“Anteriormente era la intención de buscar una mejor vida, pero ahora, aunque sigue siendo parte para los migrantes, ya no es la parte central. Actualmente, la transmigración se debe al exceso de violencia que se vive en Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua y en todo Sudamérica, donde se está dando el acoso del crimen organizado, ya son migraciones forzadas por pobreza, violencia y gobiernos represivos”, aseguró Martínez Ríos en entrevista con EL UNIVERSAL Querétaro.

Comienzos. En 1983, Martín probó suerte como indocumentado en Estados Unidos. Llegó con la intención de juntar dinero para construir su casa, motivación que lo mantuvo casi tres años viajando por la Unión Americana para recolectar todo tipo de frutas.

Una experiencia que lo marcó para que, a su regreso, se diera a la tarea de encontrar una forma para ayudar a personas, que como él, necesitaron salir de su lugar de origen en busca de mejores condiciones de vida.

“La idea de primeramente formar un grupo de ayuda humanitaria aquí en Querétaro nace de la misma experiencia mía, fui migrante entre los años 1983 y 1985 y ya para el 2000 empezamos a laborar aquí, porque no era común ver transitar gente en el tren pero nos damos a la tarea de investigar y nos enteramos que son migrantes también, centroamericanos y sudamericanos, entonces esto nace como un proyecto familiar, mi esposa, mi hija y yo comenzamos con la labor y de ahí fuimos creciendo.

Desde el 2000 como grupo de ayuda humanitaria y desde el 2011 se instituyó formalmente como Asociación Civil bajo el nombre de Estancia del Migrante Martínez y González”, explicó.

Rema contracorriente. La Estancia del Migrante González y Martínez, A.C. tiene como misión principal el asistir a los migrantes en sus necesidades más básicas y proporcionarles la debida orientación para fortalecer, difundir y proteger sus derechos, procurando que sean tratados dignamente mediante la sensibilización de la sociedad civil hacia este fenómeno.

“La migración ha existido en toda la historia, pero aquí en Querétaro apenas es novedad pues dentro de los 16 años que llevamos en esto creemos que la sociedad todavía no asimila lo que significa el tema migratorio, porque existe y hay mucha diferencia en estos tiempos, claro, entiendo que la sociedad civil es conservadora y ese es un problema grave para nosotros porque causa muchos obstáculos para obtener recurso para seguir alimentando la obra, sobre todo, para la atención a las personas migrantes que pasan por problemas bastante fuertes”.

A pesar de que logró su objetivo principal durante los tres años que vivió en suelo norteamericano al juntar lo necesario para su casa, Martín además pudo valorar otras cuestiones que lo llevaron a la larga a tomar la decisión de ayudar a migrantes como él.

“En la Unión Americana siempre se ha vivido el racismo y es un país hecho de migrantes también, pero a mí me tocó vivir más de medio año en la esclavitud, que quiero decir, trabajaba sin recibir pago, entonces eso me marca y da pie a que regresando a México, tratemos de continuar trabajando en favor de los migrantes.

¿Allá alguien te echó la mano, hubo quien te ayudara?, le preguntamos a Martín, quien responde con un rotundo “No. Allá está cruel y muy complicada la situación, incluso los mismos paisanos que ya están establecidos nos ven indiferentes, hay marginación y racismo de los mismos mexicanos, pero al estar establecidos y tener un futuro se sienten invadidos cuando otros llegan a Estados Unidos, es complicado, todo esto que vi dio pie a que nosotros comenzáramos el apoyo aquí en Tequisquiapan”, recordó.

“En una pasada de tren pueden llegar entre 20 y 50 migrantes, en un día hemos llegado a ayudar a 400 personas que pasan por aquí. Estas fechas son las de mayor migración, pues el año pasado fueron alrededor de cuatro mil migrantes los que pasaron por aquí en un sólo mes, pero eso se da porque Querétaro. Entonces el 80% del total de los migrantes que entran por el sur del país pasan por Querétaro y el otro 20% ocupa otras rutas”, detalló.

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