Mercancías naturales, ecológicas, artesanales y demás artículos realizados 100% con producto local, es lo que se puede encontrar quincena a quincena en la Casa del Obrero, en el Centro Histórico, donde se instala el Tianquiztli Querétaro; espacio dedicado a la interacción de comerciantes, artistas y ciudadanía en general.

Ubicada en la calle Luis Pasteur, en el corazón de la ciudad, todos los domingos de quincena se reúnen diversos productores para ofrecer una alternativa comercial para todas aquellas personas que desean conseguir alimentos de la canasta básica y diferentes artículos que sean naturales y respetuosos con el medio ambiente.

Desde hace aproximadamente tres años, este proyecto encabezado por 10 jóvenes emprendedores vio la luz, al iniciar con el intercambio entre productores y comerciantes. Sin embargo, fue apenas hace poco más de dos años cuando el espacio le abrió las puertas a las personas interesadas en el consumo de productos más naturales, que los que normalmente se ofrecen en los mercados y centros comerciales.

Y es que el proyecto no surgió de la improvisación, tardó un año en el proceso de elaboración, para concretar todas las vertientes que se deseaba atender. Así lo dieron a conocer Sarai Soto y Ernesto Hernández, dos de los iniciadores de esta idea alternativa, quienes platicaron respecto a la gran gama de productos que se pueden encontrar en Tianquiztli, aunado a la variedad de actividades para toda la familia, que se realizan cada 15 días, como lo son conciertos, talleres y exposición de películas.

Beneficios para productores

De acuerdo con Ernesto Soto, el proyecto surgió como una alternativa, tanto para quienes producen, como para quienes consumen; puesto que en ocasiones, las opciones de los compradores se encuentran limitadas a los tianguis y mercados tradicionales; y cada vez más a los supermercados, donde los productos provienen de otros países y no se le da la oportunidad a los productores por diversas circunstancias.

“Buscamos generar un espacio, porque en otros lugares estaba muy cerrado a las personas que realmente producen, en los tianguis ya está esa mafia a la que si no le sueltas un dinerote o si no conoces a los chidos, no te da los espacios; además nuestra idea era hacer un espacio de productores, no de revendedores”, dijo.

No sólo se tiene un ahorro económico para aquellas personas que consumen productos en Tianquiztli, se produce una contribución a la industria comercial y un apoyo a los productores locales; pues, refirió, las empresas trasnacionales que tienen control del comercio, en muchas ocasiones se sirven de la explotación, destrucción de tierras y maltrato del medio ambiente, para construirse.

Tortillas hechas a mano, huevos de rancho, hortalizas frescas, aceite, sal azúcar y pasta de empresas mexicanas; además de comida fresca como pizza, sushi, tamales, gorditas y hasta ropa, libretas, plantas medicinales, nieves, cine, talleres y conciertos, son la variedad de productos que las personas pueden encontrar, a apenas unas calles de Plaza de Armas, del estado.

Integrantes en democracia

Si bien, apenas un grupo de 10 personas son quienes comenzaron el proyecto, actualmente se cuenta con el apoyo de más de 100 productores, de los cuales cada 15 días se colocan alrededor de 40, quienes varían en cada ocasión. Además, en lo que va del proyecto se ha contado con la presencia de más de 200 colaboradores artísticos, algunos de los cuales se han presentado más de dos veces.

La manera en que todo este equipo de emprendedores realiza de una forma democrática su proyecto es mediante una asamblea general, para consensar las decisiones de todos los eventos; de esta manera los participantes pueden tener las mismas oportunidades y se evitan los vicios que tienen los tianguis tradicionales, en los que se manejan licencias de trabajo.

Aunado a ello, Ernesto Hernández comentó que los talleres que se brindan en cada ocasión, son variantes, puesto que una de las peticiones que se les hace a los productores que ahí comercializan sus productos, es que puedan ofertar un taller, con la finalidad de compartir sus técnicas y conocimientos: “cada productor debe realizar un taller, para compartir su conocimiento a toda la ciudadanía”.

Trueques

En Tianquiztli no solamente circula el dinero, ya que los productores que participan en este proyecto se encuentran abiertos a la posibilidad de obtener beneficios mediante otro tipo de comercializaciones, como lo es el trueque, en el que una persona puede llegar con algún producto en buen estado y ofrecerlo a los productores para un intercambio. Además, en algunas ocasiones los productores abren el espacio para hacer esta dinámica, en la que un grupo de personas externas, puedan llevar sus materiales e intercambiarlos entre ellos.

“Si bien es un mercado, este proyecto se planteó ser una base de la economía solidaria, una forma que respeta la vida, al medio ambiente y al trabajador, que ofrece un bien directamente del productor al consumidor”, afirmó Saraí Soto, al hablar sobre el buen trato que deben recibir los productores, puesto que son las personas que se encargan de generar las cosas que todas las personas consumen.

Al ser una alternativa a la industrialización del mercado, este grupo de personas resalta que han logrado consolidar un proyecto, que cientos visitan cada domingo de quincena “porque queríamos generar un espacio, en el que hubiera varias formas de intercambio; una competencia a tanto producto chino, para que los productores locales sigan vigentes y además produciendo”, explicó Ernesto.

De todos los productos que se pueden consumir en la Casa del Obrero, donde se instalan los productores, estos jóvenes le brindan una nueva visión a la manera del consumo, para obtener lo que cada persona necesita y que esto sea de una manera más natural, abonando así a la mejora de la salud y la economía directamente para aquellas personas que, con sus manos llenas de talento, generan los bienes que día a día son utilizados por todos.

“Ideológicamente para nosotros es muy importante, frente a este mundo, generar alternativas del comercio, porque muchas de las grandes cosas de las que nos quejamos comienzan cuando le compramos a una trasnacional, entonces para nosotros era importante dejar de alimentar este ciclo económico, con todos sus vicios y generar otras alternativas de consumo”, afirmó Sarai Soto.

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