A través de 14 cartas, internos del Centro de Readaptación Social (Cereso) de San José El Alto piden al gobernador del estado, José Calzada Rovirosa, trabajo, alimentos, medicamentos, higiene y la destitución de los directivos del penal.

Denuncian además amenazas a reos y familiares, abuso de autoridad, malas condiciones, venta de sustancias ilícitas en el centro y la intervención de un grupo de choque (S.W.A.T.) para amedrentarlos. Las cartas, escritas por 14 reos, fueron entregadas a EL UNIVERSAL Querétaro por familiares de los procesados.

“El ciudadano Rigoberto Quintanar Guerrero, director de este centro, así como José Antonio Munitis Alamilla, actual jefe del área de seguridad y vigilancia, no han respetado el acuerdo firmado por usted, señor gobernador, en donde quedó claro que todo iba a cambiar y no ha sido así, puesto que las autoridades de este centro han ignorado lo recomendado por usted”, escribió Christopher Rodríguez.

“Señor gobernador, pido su intervención, porque temo a las represalias que pueda tener yo y mi familia, debido a las peticiones solicitadas en la presente, así como estar en huelga de hambre desde el día 11 de enero del año en curso; señor gobernador, no aguantamos el trato que recibimos”, apuntó el interno.

Las cartas corresponden a procesados del módulo MO-2 y fueron firmadas con fecha del 13 de enero de 2013.

La correspondencia exige la destitución de Rigoberto Quintanar Guerrero, director del penal, y José Antonio Minutis Alamilla, subdirector del mismo, por los hechos de abuso de autoridad, amenazas a reos y su familia, maltrato físico y sicológico.

El tema de la venta de droga en el interior de San José El Alto también salió a relucir en las cartas enviadas por los internos, en las cuales aseguran que el director y subdirector obligan a los internos a vender sustancias ilícitas, proporcionadas por los directivos, quienes, a decir de los internos, reciben una cuota semanal.

Con respecto, a las amenazas que reciben los reos, Jonathan Guzmán dirige su mensaje a Calzada Rovirosa, el cual se lee: “Fui amenazado de ser trasladado a otro penal alejándome de mi familia; constantemente soy víctima de incomunicación, tortura sicológica y física —por director y subdirector— que manda a su grupo de encapuchados S.W.A.T., los caninos”, detalló.

Asimismo, Guzmán dijo que los directivos lo presionan a trabajar para ellos “vendiendo su droga, que ellos mismos me proporcionan, pagándoles una cuota semanal y autorizándome a golpear a los internos que deban dinero a Rigoberto Quintanar Guerrero”.

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