La nomofobia, el pánico a quedarse sin teléfono celular, se está convirtiendo en una enfermedad que ya empieza a registrar más consultas en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), informó el delegado de la dependencia en el estado, Sergio Blanca Álvarez.

En entrevista posterior al Quinto Encuentro del Sector Salud con Estudiantes Universitarios de Querétaro, que organizó el ISSSTE, señaló que la nomofobia comienza a ser motivo de consulta en la delegación que encabeza, aunque todavía no hay una estadística al respecto.

“Es una adicción, a todos nos pasa. Qué hacemos en la mañana. Primero vemos el celular”, indicó, al tiempo que explicó que algunos de los síntomas de este padecimiento del siglo XXI son cansancio, fatiga ocular, falta de concentración, bajo rendimiento laboral, porque se la pasan conectados a las redes sociales.

“Hay estudios que señalan que hay gente que pasa conectada más de 13 horas al día, ya sea por trabajo, en la computadora, en la tableta, en la lap top o en el celular”, explicó.

Dijo que cuando reciben a algún paciente con nomofobia se les canaliza al sicólogo y, en su momento, al siquiatra, porque el cansancio es muy grande, ya que se concentran mucho en el teléfono, y luego dejarlo de lado para atender las actividades productivas del día a día, pero los pacientes acaban cansados por la falta de conectividad.

Los nomofóbicos no requieren hospitalización, sólo atención sicológica, “la cuestión es convencerlos”. Agregó que el problema no es exclusivo de los jóvenes, pues personas de mediana edad también lo sufren, ya que reciben durante todo el día mensajes y correos de trabajo, lo que los hace dependientes del móvil, con consecuencias incluso en la vida familiar.

Los efectos físicos de esta adicción, comentó Blanca Álvarez, van desde tendinitis en los pulgares, que es la inflamación de los tendones, además de deformación en la columna vertebral, al estar inclinado durante mucho tiempo sobre los dispositivos.

Abundó que es difícil que una persona acepte que padece nomofobia y que es complicado quitarle el teléfono celular a un joven. Agregó que muchos pacientes llegan a consulta por migrañas y dolores de cabeza, cansancio, falta de concentración y un sueño no reparador, porque están más pendientes por recibir un mensaje de WhatsApp que por dormir.

Precisó que esta situación lleva alrededor de cuatro o cinco años, desde que la telefonía celular se hizo más accesible a la gente y la conectividad aumentó, pues la gente está más cerca durante todo el día a sus redes sociales.

Puntualizó que aún no es un problema de salud pública, pero sí causante de accidentes, incluso más que el consumo de bebidas alcohólicas, pues la gente por mandar un mensaje o leerlo puede chocar en su automóvil.

La recomendación de Blanca Álvarez fue tener conciencia, “pues no pasa nada si no se contesta una llamada, o te paras si es muy importante, o bien esperar media hora para contestar”.

Recordó que en 65% de los accidentes viales están involucrados jóvenes, y en estos percances tienen que ver el alcohol y los teléfonos celulares.

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