Devoción, fervor y el apetito de 6 mil personas, fue el motivo para que se congregaran en la tradicional comida que habitantes de El Pueblito realizaron para festejar a quien representa su máximo icono religioso: La Virgen de El Pueblito.

Media hora antes de la comida, la cual estaba programada a las 14:00 horas, los asistentes comenzaron a reunirse en la calle Heroico Colegio Militar, se trata de la arteria que llevaba a 5 de febrero, donde las mesas ya estaban puestas.

Aún no comenzaba la repartición del platillo pero ya todos esperaban el tradicional caldo de buey.

La comida corresponde a los festejos que se realizan del 2 al 10 de febrero, en honor a La Virgen de El Pueblito.

La devoción se remonta al año 1632, cuando Fray Sebastián Gallegos creó con sus propias manos la imagen que hoy es venerada por el poblado.

Una virgen representando el misterio de la Inmaculada Concepción. Arriba de una nube, a su lado derecho, sostiene una imagen del Niños Jesús y con el pie, un pequeño globo terráqueo. Su mano derecha, en actitud de bendecir.

Es una tradición de más de 200 años y el caldo de buey es una ofrenda que se comparte con los peregrinos explicó, Alejandro Hernández Mata, primer mayordomo.

“Es la parte de expresar la hospitalidad y la buena voluntad que tiene los habitantes de Corregidora, El Pueblito, para brindar un pequeño alimento a los peregrinos que llegan a visitar a la virgen”, explicó.

Además del sacrificio del buey que recorrió las calles, los mayordomos, personas que aportan económicamente para las celebraciones, se encargan de agregar más carne para que todos alcancen.

“El caldo se realizó con la carne de tres animales, alrededor de mil 200 o mil 300 kilos. Esperemos que alcance para 5 mil o 6 mil personas. Algunos integrantes de la mayordomía o tenanches, están también comprando carne“, añadió el primer mayordomo.

Autoridades y franciscanos

La gente caminaba a prisa, tan sólo faltaban 30 minutos para que sirvieran el caldo de buey.

Los automóviles estaban aglutinados de gente, entre más entraran mejor; en un taxi siete personas ejercían presión sobre el conductor, a quien apuraban para llegar pronto.

Muchos carros más esperaban andar, su tránsito era a vuelta de rueda; automóviles, camionetas y camiones de transporte público hacían lo posible por ser el primero en llegar; su lento andar era el presagio de que algo acontecía más adelante.

Una vez en la calle —que congregaría a una de las tradiciones más antiguas de Corregidora— las filas no se hicieron esperar. La avenida 5 de Febrero parecía un río de gente que era armonizado por la tambora que tocaba para deleitar la espera.

10 minutos para la habitual hora de la comida y una voz informaba el arribo de quien hizo su entrada triunfal, “un aplazo para nuestro señor presidente” —dijo la voz—; mientras que alguien más decía “ahí viene Zapatita, mírenlo, ahí viene”; tanta vehemencia anunciaba la llegada del edil, Antonio Zapata, quien como un artista de cine abrió camino entre los presentes.

Acompañado de su esposa y de sus regidores, pero eso sí —siempre a su lado— con su equipo de comunicación social.

Él fue a lo que iba, pues inmediatamente tomó asiento, en la mesa de honor, esa mesa a la que no todos tenían acceso, sólo los presidenciales y los devotos franciscanos. Para los demás presentes esto no era un impedimento, ya que las banquetas estaban bastante fijas que las mesitas de honor.

Una vez que el alcalde llegó, la repartición empezó. Botes, cacerolas, ollas, recipientes desechables y cualquier objeto que pudiese salvaguardar al caldo, comenzaron a brotar por encima de las cabezas. “Sírvame, yo llegué primero”.

El desorden se hizo presente, pero ante tal situación, aquella voz volvió a sonar, para indicar que “por favor, con orden. A quien estén repartiendo les sugerimos que si la gente no se ordena entonces no les den”. Tal voz hizo eco pero todo continúo, y el desorden continuaba.

Fe a la Virgen de El Pueblito

Pero eso sí, más que la ganas de probar el caldo, la gente demostraba fe hacía su patrona.

“Yo vengo por la fe y el amor a mi santísima Virgen, tengo 60 años y desde que tengo memoria la he venerado. Es muy milagrosa. Hace un mes mi nietecita estaba muy mal, pero se le encomendó a mi virgencita y mi niña salió adelante, todo fue gracias a ella”, relató Ana González.

Para Hermenegilda la imagen religiosa representa mucho. “Es lo máximo para mí, la santísima Virgen es muy milagrosa, por eso vengo con tanto gusto a disfrutar este caldito”. Asimismo, relató que los ingredientes del caldo son: “garbanzos, col, zanahoria, cilantro, hierbabuena, jitomate picado, comino y rajitas de chile huero”.

Google News

TEMAS RELACIONADOS