La VIII Cumbre de las Américas que se realizará en Perú tiene como temas de debate la gobernabilidad democrática y la lucha contra la corrupción. Aunque llegar a una declaración final será difícil, el espacio es propicio para cuestionar a aquellos estados que están afectando la estabilidad, para afianzar las alianzas existentes e incluso para lograr acercamientos inesperados. El Perú, como anfitrión, puede tener un papel importante en la dirección y resultados del debate.

No obstante, este evento internacional puede verse afectado. En primer lugar, cabe señalar la posible ausencia de una serie de mandatarios que ya habían manifestado su intención de no acudir a la cita en caso de que Kuczynski fuese destituido.

Si bien el entonces presidente no fue vacado, la impresión que queda es lo poco democrático que fue el proceso. Luego de lo sucedido hace unos años en Honduras, Paraguay y Brasil, nuevamente surgió una posible destitución de un presidente por parte de su Congreso, utilizando causales tan abstractas como “permanente incapacidad moral”. Aunque Macri ya confirmó su asistencia, todavía se espera la confirmación de Santos, Temer y Piñera.

Además, considerando que el contexto político peruano debería seguir algo agitado, a la expectativa de un nuevo gabinete, al acecho de procesos judiciales contra gran parte del establishment y a la espera de nuevas alianzas de poder que construya el ahora presidente de Perú, parece difícil que el presidente de Estados Unidos venga a un Perú en estas circunstancias.

Por ello es muy importante que el embajador del Perú en EU haya reconfirmado la presencia de Trump en la que sería su primera visita oficial a América Latina. Luego de más de un año de mandato, y tras problemas con México y Cuba, esta visita resulta fundamental. Muchos países de la región ven en la presencia del presidente de EU el gran incentivo para asistir a la Cumbre. Aunque el actuar impulsivo de Trump puede bien generar una cancelación de último momento.

Finalmente, la segura ausencia de Maduro puede provocar la inasistencia de algunos. El retiro de la invitación al gobierno de Venezuela para participar no solamente no tuvo sustento legal, sino que ha sido políticamente contraproducente. Los cuestionamientos de países de la región no necesariamente aliados del chavismo, y el poco apoyo recibido de los mismos integrantes del Grupo de Lima, han debilitado el liderazgo del Perú. La Cumbre es el espacio para recuperar ese liderazgo, pero sin la presencia de esa “otra parte”, ésta puede terminar pareciendo la reunión de un grupo de amigos de EU.

Google News