En la colaboración de la semana pasada, abordé los retos que enfrentan las estrategias de atracción de inversión extranjera directa (IED) en Querétaro frente a la creciente inseguridad en el Bajío, debido a los conflictos entre grupos de la delincuencia organizada. Hoy, estimado lector, quiero hablarte de otro tipo de inseguridad que afecta de manera directa a las empresas en nuestra región: la que genera el delito común.

La incidencia delictiva en Querétaro complica significativamente el entorno empresarial, extendiéndose más allá de los desafíos habituales de hacer negocios. Según la última Encuesta Nacional de Victimización de Empresas (ENVE, 2022) realizada por el Inegi, la tasa de delitos en Querétaro, medida en miles de delitos por cada 10 mil unidades económicas, no sólo excedió la media nacional, sino que también fue la segunda más alta después de la Ciudad de México, con un costo superior a los 8 mil millones de pesos. Estamos a la espera de los datos para 2024, con la esperanza de ver mejoras; sin embargo, la tendencia ha mostrado poca variación en los últimos años. Además, el informe “Empresas Bajo Fuego” (2024) de México Evalúa, que utiliza datos históricos de esta misma encuesta, destaca que Querétaro es uno de los estados con una alta incidencia de delitos cometidos con armas de fuego en contra de empresas.

Estas cifras no son sólo números; representan una realidad cotidiana para muchos empresarios. Frente a la violencia adoptan una gama de estrategias que van desde la modificación de rutinas hasta el fortalecimiento de las medidas de seguridad física, y en casos más extremos, la implementación de tácticas decididamente más agresivas. Paralelamente, la escalada de inseguridad ha fomentado un aumento desmesurado en el mercado de la seguridad privada, inflando así los costos operativos de las empresas. A pesar de los esfuerzos, cerrar o reubicar negocios sigue siendo la mejor alternativa para aquellos cuya operación se vuelve insostenible.

Ante este panorama es imperativo que tanto el sector privado como las autoridades intensifiquen sus esfuerzos para desarrollar y ejecutar estrategias que garanticen un entorno más seguro. La cooperación entre el gobierno, el sector privado y la sociedad civil es crucial para enfrentar estos desafíos de manera efectiva y para transformar Querétaro en una región donde la seguridad y la prosperidad económica vayan de la mano.

En este contexto, cabe preguntarnos: ¿qué acciones están tomando los empresarios, organizados a través de cámaras y otros organismos? En otras regiones de México, al igual que en otras partes del mundo, existen ejemplos destacados de empresarios que han tomado un rol activo en proyectos de construcción de paz. Este compromiso surge no sólo de una responsabilidad social inherente, sino también como una necesidad crítica para la supervivencia de sus inversiones.

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